Los inmigrantes, fuera de la agenda social del Concello

Dos latinos comparten un momento de ocio en Jesús Soria.
photo_camera Dos latinos comparten un momento de ocio en Jesús Soria.
La asociaciones piden inserción laboral y planes que promuevan la integración en la ciudad

Ni un atisbo de preocupación, ni una sola iniciativa para fomentar la integración de las personas inmigrantes en Ourense. El Concello y su concejal de Política Social olvidan rotundamente a los que llegan de fuera y a los que llevan años trabajando -y pagando impuestos- en la ciudad. Tampoco ven “necesaria” una intervención en barrios como O Couto, donde hace un mes los locales latinos de Jesús Soria recibían una serie de misivas de contenido racista y xenófobo. 

El lunes, el subdelegado del Gobierno en Ourense, Emilio González, se reunió -en una cita organizada junto a la Policía Nacional- con  representantes de diversas asociaciones y colectivos  de O Couto para fomentar la mejora de la convivencia ciudadana. Entre otros colectivos acudieron la Asociación de Inmigrantes Senegaleses en Ourense, la Unión de Dominicanos de Ourense o la Asociación Ourensana-Venezolana Alma Llanera. Otros, como la Asociación de Rumanos-Gitanos de Ourense, quedaron fuera del plano. A raíz de dicha reunión,  los diferentes colectivos crearon un grupo de Whatsapp para gestionar actividades o comentar futuras incidencias. Una vez más,  la autogestión entra en acción frente a la pasividad municipal en la ciudad de As Burgas.

Mansour Wabe, representante de los senegaleses ourensanos, señala que “lo que pasa aquí, no pasa en ninguna ciudad de España, donde si hay representación inmigrante en las empresas, en Ourense falta”. Wabe no pide que simplemente se emitan subvenciones económicas, porque “la gente no viene aquí a vivir de ayudas, sino a trabajar. Desde el Concello tampoco se fomentan iniciativas que nos ayuden a mejorar el currículo  y eso nos dificulta el acceso al mundo laboral”, explica. En su caso, Mansour realizó en una ONG un curso de jardinería y, pese a que se presentó cuatro veces a puestos municipales de jardinero, al final tuvo que optar por trabajar para una empresa privada:  “Siempre somos los últimos de la lista”, lamenta.

Alberto Ramos, presidente de la Asociación de Dominicanos, también estuvo presente en el encuentro. Ahora recuerda con nostalgia los tiempos prepandémicos, cuando diferentes agrupaciones latinas, se reunían para  compartir y celebrar la cultura. También para hablar sobre inmigración en los colegios, un paso adelante frente al acoso escolar por razones de raza. Huelga señalar que en todas las ocasiones, por iniciativa propia -y única- de los participantes.  “Está la orientación que pueden dar las trabajadoras sociales, pero no hay información y mucha gente no sabe a dónde acudir”, explica.  Las oportunidades para muchos inmigrantes llegan por vía interpresonal: “La realidad es que las cosas se manejan con el boca a boca”, señala. 

La oposición pide acción

La exconcejala de Política Social, Eugenia Díaz Abella, señala que “el bajón de actividad hoy en día en cuanto a acciones de integración no es únicamente causa de la pandemia, ya que con voluntad y aprovechando las herramientas telemáticas existentes, se podrían llevar a cabo iniciativas similares, como le hemos recordado al Gobierno en reiteradas ocasiones”. Además, pide al gobierno local “que refuerce este área, tanto con personal como con fondos, para mejorar el servicio que se les presta”. 

Por su parte, el portavoz del BNG de Ourense, Luis Seara, apunta que la ausencia de la Policía Local en la reunión de la Subdelegación “chama a atención cando é unha policia que está en contacto permanente coa rúa e a que mellor pode detectar los problemas de convivencia antes de que se dimensionen”. También apunta a Jácome quien, durante el fragor del conflicto racista de O Couto, “puido convocar (ten potestade) unha reunión da xunta de seguridade e convocar ás partes, e non o fixo”.

El nacionalista  afea al regidor su calidad de “mero espectador”  e indica que “debería fomentar espazos interculturais,  de intercambio de experiencias. Ademais de campañas de loita contra a discriminación e de visibilización dos colectivos de inmigrantes”. A la lista de deseos también suman un incremento de personal especializado  que actúe “nos centros cívicos e na resolución de conflitos”.

“Desde Jácome, hay más odio a las minorías étnicas”

Puiu Costache es mediador social por méritos propios. Fue el único en optar a la plaza que ofrecía el Concello  para ejercer de ello, sin embargo, “pese a ser el único candidato, quedé fuera”, explica.  Ve como un hándicap para la convivencia  que no exista desde dentro de la minoría esta postura: “Una persona que controla los conflictos desde dentro pondría en conocimiento inmediato de la responsable de asuntos sociales los problemas para solventarlos. Una trabajadora social de fuera, con toda su carrera, hay zonas a las que no se atreve a acceder o tiene más difícil la comunicación”, opina. 

El panorama social también tiene para Costache tintes aterradores: “Como ciudadano rumano gitano me doy cuenta de que -especialemente desde la llegada de Jácome al gobierno- la ciudad se está transformando poco a poco en lugar de odio hacia las minorías étnicas”, señala. El mediador indica que “a este paso, si hubiese un mapa del fascismo, la ciudad aparecería en él” y se muestra dolido por el rechazo y los prejuicios a los que se enfrentan: “¡No todos somos iguales!, nos engloban en lo que hacen dos o tres!”, exclama.  E insta un empuje insititucional, no ayudas económicas, sino “que se faciliten los trámites burocráticos” dado que “por tener no tenemos ni centros cívicos en los que reunirnos”. El acceso a la educación y fomentar el fin del acoso escolar, es también fundamental: “Cuando Jácome facilitó los libros a los niños ourensanos, dejó fuera a los niños inmigrantes, eso no puede pasar en Ourense”

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