SUCESO / A TEIXEIRA

La vida de un vecino de A Teixeira peligró en una agresión en 2010

Fiscal y acusación particular reclaman para el acusado 14 años de cárcel

Dos de las siete puñaladas que recibió en noviembre de 2010 Julio G., vecino de A Teixeira, entrañaron un "riesgo vital" para la víctima, cuyo desenlace podría haber sido mucho más trágico en el caso de no haber recibido asistencia médica inmediata. Así concluyeron los médicos forenses que testificaron en la segunda sesión del juicio seguido ayer en la Audiencia contra Antonio Diéguez Castro por tentativa de asesinato. "Si no hubiese sido intervenido quirúrgicamente en ese momento, los dos cortes -de 15 centímetros en el vientre y otro en la axila con afectación de vasos sanguíneos vitales- le hubiesen provocado la muerte", apreció uno de los peritos.

La entidad de las lesiones, tres en la parte frontal, otra en la lateral y el resto en la parte posterior probarían, a juicio de las acusaciones, que el inculpado tuvo "intención de dar muerte" a su vecino, descartando por ello que se tratase de "un simple pinchazo".

Durante el juicio, prestaron también declaración los tres psicólogos que entrevistaron en diferentes ocasiones a la víctima, para determinar su estado a raíz de estos hechos.

En concreto, los tres coincidieron en que la víctima presenta a día de hoy un trastorno por estrés, mezclado con síntomas mixtos de "depresión y de ansiedad" a raíz de estos hechos.

Sin embargo, quedaron al descubierto algunas discrepancias en cuanto a los resultados de los test realizados, para descartar una posible simulación y posible exageración de lo ocurrido, ya que uno de ellos detectó que la víctima podría estar "exagerando" e incluso "sobre-actuando", algo que fue descartado por la psicóloga que le atiende desde hace tres años.

Llegado el turno de conclusiones, fiscalía y acusación particular ratificaron su petición inicial, 14 años por un delito de tentativa de asesinato.

La defensa modificó las suyas e incluyó atenuantes en caso de condena, alegando que los hechos se produjeron durante "un arrebato", seguido de la reparación del daño y de su confesión.

El fiscal, mantuvo que el acusado "tuvo ánimo de matar" por el número de puñaladas que asestó y por la zona en donde las asestó. Aludió a la alevosía como elemento necesario para considerar el ataque como intento de asesinato, y concretó que el ataque "fue sorpresivo" y tras una primera puñalada en el vientre, el acusado "siguió a su víctima en su huída hacia un alpendre, y le asestó primero tres y luego otras tres".

Descartó la atenuante de confesión previa porque debe "ser veraz" y, según los testimonios de los agentes, "lo primero que explicó el acusado fue que el cuchillo era de Julio y que en el forcejeo se clavó él mismo". Y consideró que el pago de 60.000 euros antes del juicio "se hizo para cumplir una obligación de fianza previa".

La acusación particular recoró que la llamada al 061 para pedir auxilio para la victima no se hizo de forma inmediata a los hechos sino cuando la esposa y un hijo del acusado ya estaban al lado del herido, minutos después del ataque.

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