Cuatro días después de asegurar con rotundidad que no entraba dentro de sus planes peatonalizar calles durante el estado de alarma para facilitar los paseos de los vecinos y cumplir con las normas de distancia social, el alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, se desdecía ayer al anunciar por la mañana que la rúa Parque de San Lázaro y el primer tramo de Bedoya, entre Santo Domingo y Valle Inclán, serán cerradas al tráfico desde mañana miércoles hasta que termine el estado de alarma. El objetivo, "dotar a Ourense de maior espazo para a cidadanía", según recogía el comunicado del Concello, frase que choca con la que pronunciaba Jácome en el salón de plenos el pasado jueves durante una rueda de prensa. "Estamos muy bien dotados, hay una cantidad de espacio tremendo y no es necesario peatonalizar más calles", decía el alcalde.
Entre las razones ofrecidas para habilitar la calzada para los peatones en este punto está el posibilitar que los ciudadanos puedan recorrer más de un kilómetro entre la avenida de La Habana y la rúa Coruña "sin encontrarse semáforos", explica Jácome, que enmarca el cierre del entorno del Parque de San Lázaro "dentro de una prueba piloto para la movilidad", con el objetivo de estudiar cómo reacciona el tráfico de vehículos y también los viandantes.
De esta forma, aunque no será inminente, el alcalde ourensano explica que en "un futuro próximo", será también peatonal el primer tramo de Curros Enríquez, frente a la Subdelegación del Gobierno, aunque aplaza esta decisión con el objetivo de analizar más pormenorizadamente cómo reordenar el tráfico.
De esta manera, tras la restricción del tráfico en Concordia a finales de enero, los conductores que quieran llegar desde Xoán XXIII al Parque de As Mercedes o a la parte alta de Bedoya deberán subir por Celso Emilio Ferreiro.
Por otro lado, Jácome anunció también más medidas en materia de movilidad, en este caso relacionada con las bicicletas, a las que prohibió circular por las sendas fluviales animándolas a ir por carreteras. El Concello asegura que negociará con la Diputación la posibilidad de reducir el límite de velocidad en las carretera de Reza y Oira, actualmente de 50 kilómetros por hora, para que los ciclistas tengan prioridad.
