crónica

El jaleo se marcha... a otra parte

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photo_camera Diferentes puntos de la ciudad en la que los jóvenes ourensanos hicieron botellón este fin de semana.

Después de que la presión social llevase a la Policía Local a intervenir en la praza do Trigo, el botellón ourensano ha encontrado nuevas localizaciones nocturnas: la praza da Estrela y el parque de la Zapatilla.

La noche del pasado sábado comenzó con cambios de planificación. Los muchos jóvenes que se acercaron cargados de bolsas con botellas de alcohol hasta la praza do Trigo, otrora epicentro de la movida ourensana callejera tras el desplazamiento desde la Alameda, han tenido que cambiar de localización.

Pasadas las doce y media de la noche, la Policía Local instó a movilizarse a los grupos de jóvenes que ya se habían colocado entre los soportales, la fuente y las escaleras. Las quejas de los vecinos y de los dueños de los locales nocturnos de la zona surten efecto. Pero solo en este céntrico espacio, ya que los jóvenes ourensanos siguen haciendo botellón, aunque en otras partes de la ciudad.

 

 

Después de que los policías recordasen a los presentes la ordenanza municipal según la cual está prohibido alterar la "normal convivencia ciudadana" con gritos y ruidos, especialmente por la noche, los jóvenes decidieron levantar el campamento y marcharse a otra parte. ¿Hacia dónde? Hacia donde no haya vigilancia.

Así, comenzó el éxodo al parque de la Zapatilla, en el barrio de San Francisco, y a la plaza que se esconde en la calle Estrela, en Os Viños. Pasadas la una y media de la noche, en la Praza do Trigo ya solo quedaban algunos jóvenes esparcidos entre las calles adyacentes, una imagen muy distinta de la que solía ofrecer los últimos sábados de fiesta. Por el contrario, el parque de la Zapatilla, ya convertido en el nuevo enclave del botellón ourensano, acogió a todos los recién emigrados, que tomaron el parque infantil, los bancos y el césped.

La praza da Estrela también se convirtió en otro de los puntos de encuentro, donde los jóvenes se colocaron a lo largo de la pared del edificio colindante. De madrugada, una vez la marcha se trasladó definitivamente a los locales de Os Viños, la estampa habitual de resaca de domingo post-botellón: bolsas, botellas, cristales, vasos de plástico y colillas.


Los ruidos, los gritos y los cánticos se reparten por la ciudad


Si antes eran los vecinos de la zona de la Praza do Trigo los que se quejaban del ruido causado por el botellón, son ahora los del parque de la Zapatilla y la calle Estrela los que deben sufrir estos problemas.

Los numerosos grupos que se encontraban en ambas localizaciones durante la noche del pasado sábado complicaron el descanso de estos vecinos, poco acostumbrados a que el epicentro de la fiesta ourensana callejera tenga  lugar frente a sus portales. Además del ruido, los gritos y los cánticos de los chicos se podían escuchar en las calles adyacentes.  El jaleo del parque de la Zapatilla era perfectamente audible en los s edificios colindantes, todo ello en un espacio que  se caracteriza por la tranquilidad de sus calles residenciales. 

La dispersión de la fiesta alcohólica no ha disminuido su impacto social, sino que lo reparte por diferentes partes de la ciudad. 

A la espera de una ordenanza municipal que prohíba el botellón, ahora mismo los agentes de la Policía Local se limitan a dispersar a los jóvenes que se reúnen en la Praza do Trigo . A partir de ahí, los aficionados al consumo de alcohol en la vía pública se mueven a otros puntos cercanos.Desde la Alameda hasta el parque de la Zapatilla, los ourensanos han ido encontrado soluciones para continuar el botellón.

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