OPERACIÓN ZAMBURIÑA

Una policía acusa a un agente de asuntos internos de vejarla

OURENSE. 17.02.2016 INSTRUCCION 3, JUICIO DELITO DE FALTAS. FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera El inspector denunciado (izquierda) y la denunciante (derecha), durante la vista.

La denunciante, investigada en la operación Zamburiña, dice que la golpeó en un pecho cuando hablaba con un compañero detenido. El denunciado lo niega y dice que ella no podía estar en la zona de calabozos

  En el juicio de ayer en el Juzgado de Instrucción 3, el protagonismo no lo acapararon los delitos (maltrato de obra y coacciones leves) sino sus protagonistas: policías (Asuntos Internos) frente a policías (el antiguo grupo de estupefacientes de la Comisaría de As Lagoas). Una historia cuyo interés estuvo en las formas y maneras cuando se intercambian los roles.

A un lado y otro del mismo banquillo de la sala de vistas se situaron la denunciante -una agente imputada en la operación que desmanteló una red de tráfico de drogas en la que están investigados cuatro agentes de la Policía Nacional de Ourense- y el  denunciado, el inspector jefe de Asuntos Internos que destapó la presunta corrupción policial.

La perjudicada asegura que se sintió "humillada y vejada" cuando el denunciado se dirigió a ella para evitar que hablase en el pasillo del área de ingresos de los calabozos de la Comisaría con uno de los policías detenidos en la operación Zamburiña. Eran las nueve y media de la noche del 10 de noviembre de 2015, y había dos miembros del grupo de drogas arrestados. En ese momento, la agente desconocía que ella también acabaría imputada dos días después (no fue detenida).

Sostiene que el inspector -dedujo que era superior jerárquico por su actitud- la golpeó de forma leve en el pecho izquierdo con un objeto que llevaba en la mano cuando hablaba con su compañero detenido "por si necesitaba algo". La policía dice que el inspector de Asuntos Internos, que venía del párking: "Se dirigió a mí de forma violenta y me gritó: 'No te acerques a los policías', por lo que tuve que caminar hacia atrás, quedando arrinconada en la puerta ". Según relató: "Me sentí intimidada física y profesionalmente". Mes y medio después denunció los hechos.

Ahora bien, el aludido negó que la agrediese -"no la toqué", dijo- y reconoció que se dirigió a ella con tono expeditivo porque "en la zona de custodia de detenidos no puede haber más agentes que los que llevan la operación  o personas autorizadas" -abogados-. El instructor de la  Zamburiña, en el curso de su relato, señaló una irregularidad: el detenido estaba con la puerta abierta de su calabozo sin que el responsable hiciese nada al respecto.

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