Jesús García Mata: "La detección precoz salva al 85% de las pacientes con cáncer de mama"

El oncólogo Jesús García Mata. Óscar Pinal
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El jefe de Oncología del área sanitaria y miembro de la junta directiva de la Asociación Española contra el Cáncer en Ourense, analiza la situación de estos pacientes en la provincia.

El cáncer es una enfermedad que toda la población conoce y, para el que lo sufre, supone un cambio radical en su vida. Miles de ourensanos están diagnosticados y se enfrentan a una lucha donde la prevención y la detección precoz juegan un papel crucial. Jesús García Mata, jefe de Oncología del área sanitaria y miembro de la junta directiva de la Asociación Española contra el Cáncer en Ourense, analiza la situación de estos pacientes en la provincia. 

La provincia es una de las que tiene desde hace años una de las mayores incidencias de cáncer de España, ¿cuál es la situación actual?

Manejamos un número de pacientes que no es para nada pequeño, especialmente en determinados cánceres. La impresión que tenemos es que la cifra de diagnósticos no tiene pinta de bajar. Estamos en un número de nuevos casos similar al de años anteriores. El cáncer más común es el de colon y recto cogidos en su conjunto. En mujeres prevalece el de mama, mientras que entre los hombres es el de pulmón y el de próstata. 

¿En qué tratamientos se ha avanzado más?

El cáncer de mama es el que ha mejorado más en el tratamiento, consiguiendo altas cifras de curación en las últimas décadas. Tiene un alto porcentaje de detecciones en fases precoces, por lo que en torno al 85% de las pacientes sobrevive. En otros tumores como el de pulmón o el colorrectal se está investigando mucho, pero la curación es más baja. En el primero todavía lo estamos diagnosticando bastante avanzado y la curación es menor, mientras que en el segundo, si se detecta precozmente, la curación oscila entre el 60 y el 70%.  

¿Cómo se lidia con la terapia?

Es un tema en el que se ha avanzado mucho. Los tratamientos son cada vez más eficaces y se toleran mejor, sin perder la efectividad. Los que se emplean ahora son menos agresivos que hace años. También disponemos de marcadores biológicos que nos permiten diseñar tratamientos específicos que no producen tantas lesiones como las que puede ocasionar la quimio tradicional. Esta era agresiva con el tumor y con todos los tejidos sanos. Ahora nos enfocamos de forma más concreta en tratar las células tumorales, se causan menos daños y se toleran mejor. Además, se ha conseguido neutralizar algunos efectos, como los vómitos, con tratamientos de soporte eficaces. Se logra que sean efectivos con menos toxicidad.

El CHUO participa en ensayos e investigaciones, ¿en qué consisten?

Estamos en muchos ensayos clínicos junto a hospitales nacionales e internacionales para confirmar, con pacientes reales, si los tratamientos investigados mejorarán los actuales. También disponemos de líneas de investigación basadas en la prevención, colaboramos con el doctor Carracedo en Santiago y nos unimos a proyectos europeos, como el Persist, que buscan alternativas para el seguimiento de pacientes recuperados de cáncer. Queremos ser capaces de identificar cuáles son los de riesgo de recaída e intensificar los controles con ellos. Los que no lo tengan se pueden evitar pruebas o radiación cuando no es necesario.

¿Cómo afronta el paciente el momento en el que es diagnosticado?

Lo asumen con mayor naturalidad. Hace no muchos años era como un tema tabú y ahora no, especialmente con tumores frecuentes. La sociedad avanza y eso ayuda a que se admita con una enfermedad más, que es lo que es. El siguiente paso en el que tenemos que avanzar es en el que puedan reconocer más abiertamente que tienen o superaron un cáncer.

¿Hasta qué punto les repercute en su día a día?

Afecta a la economía familiar y a nivel social. La persona que padeció un cáncer tiene que reintegrarse para recuperar su vida como era antes del diagnóstico en todo tipo de relaciones, incluso en el mundo laboral. Avanzamos mucho en estos aspectos, pero todavía quedan pasos por dar porque el tiempo de recuperación de un paciente con cáncer es diferente al de otras patologías. En enfermedades oncológicas pueden quedar secuelas de tipo físico o anímico que tienen una recuperación más lenta que, por ejemplo, una fractura.

Los cuidados paliativos, ¿son otro punto a mejorar?

Es una parte en la que tenemos que mejorar mucho, porque es una de las últimas cosas que se incorporó al manejo global del paciente oncológico. Nosotros contamos con una unidad de cuidados paliativos para los pacientes con cáncer y, a veces, lo complicado es llegar a todos por la dispersión geográfica. Es paradógico que algunos pacientes se planteen la eutanasia antes de agotar todas las vías de los cuidados paliativos. Tenemos que estudiar por qué ocurre y avanzar mucho para que sea otra opción. 

¿Qué debe caracterizar a un oncólogo?

Nosotros basamos nuestro trabajo en la relación con los pacientes, como en todas las especialidades, y se le suma la sensibilidad o la empatía que necesitamos para desarrollarlo. En Oncología, no puedes ver a un paciente todos los días, con problemas serios, y no empatizar con ellos. Yo a mis adjuntos siempre les digo que es una obligación tratar bien a nuestros pacientes, no es algo negociable. Darles cariño siempre es un alivio para ellos.

Usted entró el año pasado en la directiva de AECC como presidente del comité técnico asesor. ¿Cuáles son sus funciones?

La asociación tiene una función general que el apoyo a pacientes con cáncer y a sus familias. Es una ayuda general a nivel socioeconómico e incluso psicológica. Luego hay una parte científica que pretende impulsar la investigación de la enfermedad para mejorar la atención del enfermo. La función del comité es estimularla y los campos de estudio son muy amplios. Pueden centrarse en la prevención, en la identificación de factores de riesgo o en la influencia de los tratamientos en la calidad de vida de los pacientes.

¿Se debe pujar más por la investigación?

Sin duda, porque nos permitirá avanzar. La evolución de la pandemia es ejemplo de ello, que cambió gracias a la vacuna. El afán colaborativo para encontrar un método preventivo lo logró y con el cáncer también se está haciendo. Los procesos de estudio se agilizaron por las sinergias que se crean entre los grupos de investigación. 

Prevención y detección precoz. ¿Son las claves de la enfermedad?

Hay un elevado porcentaje de curación gracias a los tratamientos actuales, pero con unos hábitos de prevención conseguiríamos que la incidencia de cáncer bajase un 50%. Con una terapia es casi imposible conseguirlo en las próximas décadas. La vida saludable de buena alimentación, no fumar o hacer ejercicio, ayuda, pero desgraciadamente, no siempre se practica. Si le sumamos las campañas de la detección precoz, conseguiríamos curar a un 25% más.

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