La policía, que descarta más detenciones, rastrea el teléfono de la víctima para comprobar las llamadas del día de la muerte

El joven rumano reconoce que mató a Tomás Milia tras una discusión por dinero

El féretro con los restos de Tomás Milia a la entrada de la iglesia. Al fondo, vecinos, familiares y amigos. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
El joven rumano, Alexandrus Marius Luca, de 19 años, reconoció durante su declaración en la Comisaría que mató al farmacéutico Tomás Milia Méndez, de 72 años, en su domicilio, el 5-A de la calle Curros Enríquez de la ciudad, en la madrugada del sábado tras una acalorada discusión por negarse la víctima a abonarle el dinero convenido por mantener relaciones sexuales.
Marius Luca, detenido por la Policía Local a las pocas horas en los alrededores del escenario del crimen por una infracción de tráfico, declaró que era la primera vez que mantenía relaciones sexuales con la víctima y que esta la llamó por teléfono para requerir sus servicios como prostituto. El joven se anunciaba en una página de anuncios en internet. Durante la jornada de ayer no trascendió la cantidad convenida entre presunto agresor y víctima, pero, según pudo saber este periódico, su tarifa está entre los 80 y los 100 euros.

El joven aseguró que la negativa a abonar el dinero convenido, una vez ya mantenidas las relaciones sexuales, desencadenó una fuerte discusión que culminó con la agresión al farmacéutico con un cuchillo que había en la cocina. Tomás Milia fue hallado muerto en la bañera de su casa con varias puñaladas. Después, el agresor abandonó el inmueble llevándose las llaves, pasada la una de la madrugada del sábado, y regresó horas más tarde para prender fuego al piso con el objetivo de eliminar todas las huellas.

Los investigadores descartan practicar más arrestos, aunque los agentes rastrean aún los teléfonos móviles del presunto agresor y de su víctima para comprobar las llamadas de esa noche.


ENTIERRO

Mientras, los restos mortales del farmacéutico recibieron sepultura a las seis de la tarde de ayer en el panteón familiar del cementerio de Maceda, donde regentó durante más de 30 años la farmacia que había heredado de sus padres.

El féretro llegó a las seis de la tarde desde un tanatorio de la ciudad, acompañado de sus familiares, entre ellos su hermano, el alcalde de Carballeda de Avia, Luis Milia, al que arroparon varios cargos del PSOE, entre ellos el senador Miguel Fidalgo. En el exterior del templo, un centenar de personas se agolpaba para dar el último adiós al que fue su farmacéutico, el que recuerdan como una 'persona amable, que siempre tenía un detalle con los clientes', afirmaba el vecino José Suárez.

Separado de la comitiva y conduciendo su propio vehículo, un Audi deportivo, llegó Guillermo Quilarque, el joven venezolano con el que se casó Tomás Milia hace tres años, aunque en la actualidad no convivían juntos. El viudo se fue directamente al panteón familiar, donde estuvo más de un cuarto de hora llorando y mirando fijamente sobre el hueco en que más tarde sería introducido su compañero. 'El no quería este tipo de entierro. Siempre me comentó que si algún día le pasaba algo, le hiciera una ceremonia más íntima', lamentaba entre sollozos. Guillermo Quilarque, comentó que él era partidario de la incineración pero ,al final, hermanos y sobrinos impusieron su criterio con un funeral tradicional. El joven terminó entrando en la iglesia y, una vez, finalizada la misa se colocó justo al lado del féretro para, junto con el resto de familiares -no se saludaron en el recinto religioso- dar el último adiós a su pareja. En un principio, su presencia despertó curiosidad, pero al final varios de los vecinos terminaron dándole el pésame, algunos con un beso y otros con un apretón de manos.

'Tomás era una persona muy peculiar. Guillermo lo acompañó en varias ocasiones en sus visitas a Maceda y, cuando estaban juntos, aparentemente no tenían problemas. Se llevaban bien', apuntaba un vecino, José Rodríguez.

Te puede interesar