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"Los jóvenes se nos acaban yendo; es el mal endémico ourensano"

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photo_camera Rosa Martínez, presidenta de la rondalla Alecrín, este jueves en el Liceo de Ourense.

Rosa Martínez es la presidenta de rondalla Alecrín, que este sábado organiza, en el Liceo, el XVIII Certamen de Rondallas

El Certamen de Rondallas que organiza la ourensana Alecrín llega este año a su décimo octavo aniversario. Un proyecto consolidado "gracias al trabajo que hay detrás", según la presidenta de la agrupación musical, Rosa Martínez, que remarca que ese esfuerzo se visibiliza en una mayor afluencia cada año al concurso. La cita de mañana, a las 19,00 horas en el Liceo. 

¿Qué hace especial a las rondallas en Ourense?

En Ourense, la rondalla es un grupo, sobre todo de amigos, que cantan y hacen música con instrumentos de cuerda. En otros lugares de Galicia también incluyen la gaita, por ejemplo, pero creo que no tiene tanto encaje, al menos no para todos los temas.

¿Qué peculiaridades tendrá esta XVIII edición?

Mantendremos una novedad que introducimos el año pasado y que funcionó: el premio del público. Además de tener un jurado profesional, damos a los asistentes la oportunidad de puntuar a las rondallas que concursan. Y, como cada año, ensalzaremos la figura de Manuel de Dios cantando todas las rondallas, incluida Alecrín, al final del evento en el Liceo, la canción "Ourense no solpor", que además es el himno de la provincia.

Pero habrá más temas del compositor ourensano.

Sí. La canción que fijamos para esta edición como común para las rondallas -cada una propone otros dos temas- es "Non", también de Manuel de Dios.

¿Cuántas rondallas participan este año?

Cinco en total, que vienen de Cee, A Estrada y Zamáns -la última, ganadora del año pasado y, por tanto, fuera de concurso-, y dos de la ciudad: Os Afiadores (Santa Teresita) y Airiños de Canedo.

 ¿Hay favorita?

Aunque solo una se alzará como vencedora, y puede darse que público y jurado coincidan en su decisión, como ocurrió en 2017, todos recibirán un trofeo, porque preparar las piezas lleva su trabajo. Es una forma de agradecérselo.

Antes hablábamos de los más jóvenes, ¿hay relevo generacional en la rondalla Alecrín?

Esperemos que sí. Siempre tenemos gente joven, pero al llegar una determinada edad, tienen que irse, bien sea para estudiar en la universidad o porque han aprobado una oposición fuera. Es un mal endémico que tiene la provincia: no ofrece oportunidades a los jóvenes y los pierde. Tenemos que cambiar esta tendencia.

¿Cómo valora la acogida del certamen de rondallas por parte del público?

Estamos muy contentos porque en cada edición hay más asistentes. Entre interesados en el evento, amigos y familiares de los participantes, se nos queda pequeño el salón noble del Liceo de la ciudad, ¡pero es un gusto! Esta es la recompensa a tanto trabajo por parte de la rondalla Alecrín, gracias al que hemos conseguido consolidar el certamen de rondallas, a pesar de todas las circunstancias.

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