Julio Jiménez: “Hay que dar tiempo a detectar el suicidio”

Las denuncias por abusos a menores, la tasa de fallecidos por accidentes de tráfico en 2020 y la tasa de suicidos de este 2021 son algunos de los asuntos que el Instituto de Medicina Legal puso sobre la mesa tras valorar unas cifras que en 2020, un año caracterizado por la pandemia, experimentaron un incremento. Estos últimos, los suicidios, incrementaron su incidencia este último año en comparación a 2020. Si bien en todo el pasado año hubo 31 suicidios -seis menos que en 2019-, en lo que va de 2021 se registraron 23. Por tanto, este año  se suicidan en la ciudad 3,28 personas al mes, mientras que el año pasado fueron 2,58. El jefe de los forenses de Ourense, Julio Jiménez, señala que  “hubo un bum hace dos meses y, además, en Ourense un caso más o un caso menos influye mucho en la estadística”. Destaca, además, que aumentaron los suicidios mediáticos, concretamente las precipitaciones, sin embargo la tipología más común continúan siendo los ahorcamientos. 

“Es una pena que la gente con patología mental, que tiene alguna enfermedad grave, piense que no va a tener solución”, indica Jiménez. “En Atención Primaria están enfocados en la prevención de suicidios, a los que hay que dedicarles tiempo. Primaria y el tiempo están ahora peor que nunca”, opina.

Entonces se abre un debate. Julio Jiménez señala que es necesario “recuperar la presencialidad de la consulta, pero también el tiempo de la consulta; es inviable que los médicos atiendan a 50 personas en una mañana, el razonamiento se merma”, cree. Para el forense, por vía telemática “se pierden los gestos, la cara, que a un médico pueden influir para valorar la gravedad de una situación o tomar una decisión” y es mucho más complicado detectar, por ejemplo, patologías como una depresión. 

Sobre ello, Luis Prieto, jefe de servicio de A Carballeira, quien ayer atendió a 60 pacientes -40 de ellos presenciales- dice que “Atención Primaria siempre estuvo abierta,  24 horas y los 365 días del año.  Más que psiquiatría y  consultas externas que eran telemáticas”, indica. No considera que la adaptación a la pandemia de Atención Primaria tenga relación: “Después del primer confinamiento las consultas presenciales son las mayoritarias y siempre se ofertó ir al centro de saúde. Yo llamo a un paciente, si me dice que está muy deprimido le digo que venga a tal hora, es decir, igual que un dolor abdominal o torácico”, señala. Desde medicina de familia también indican que “se sabe que el problema del suicidio es la falta de prevención, que no solo está en Atención Primaria, falta conocimiento”, afirma. En este sentido, coinciden con Jiménez, que cree que es importante “que ante ideas de ruina  o una desesperanza grave, la persona lo manifieste, tiene que saber que puede hablar con su médico de cabecera o  su psiquiatra, pero que tiene solución sanitaria y que hay recursos para abordar esa situación”.

Más funciones

Julio Jiménez también advirtió la merma de un sistema sanitario que en tiempos de confinamiento estuvo al borde del colapso: “A partir de marzo nos movilizaron para hacer las certificaciones de muertes naturales en domicilios y en residencias, nos dieron material  y en un mes acudimos a confirmar 26 muertes”, relata. Esta competencia no estaría de forma habitual dentro de las de un forense, que trata dos servicios: o bien el de Patología, que concentra la actividad relacionada con investigaciones judiciales -las muertes sospechosas y violentas-, o bien el de Clínica, que abarca el resto de pericias médicas, psicológicas o de trabajo social.

En total, en todo el año, en Ourense se hicieron 2.570 informes forenses de fallecimientos, un número que aumentó respecto a 2019, cuando fueron 2.137. “A pesar de que hubo consultas paradas, aumentó el número de periciales de médico forense”. También se incrementaron los análisis periciales psicológicos y pasaron de hacerse 700 en 2019 a 1.616 el pasado año. Lo mismo ocurre con las imputabilidades  periciales (el análisis que influye en el grado de responsabilidad sobre un hecho). Estas ascendieron de 29 a 93, “notamos también que se piden más ahora. Quizá antes se llegaba a más acuerdos, pero ahora son muchos los informes de toxicomanía, por ejemplo, de las que nos piden valoraciones”, señala Jiménez. En los procesos judiciales, este tipo de informes podrían jugar a favor del acusado atenuando su pena. 

Las denuncias por abusos a menores aumentaron un 44% en 2020

Cuando hay sospechas de abusos sexuales en menores se realiza una prueba pericial desde el Imelga para hallar indicios que sirvan en el proceso judicial. Las ejecutadas por los forenses aumentaron un 44% y  pasaron de 14 a 25 en un año, lo que significa que las denuncias se dispararon. “Muchas de ellas pueden determinar que no hay abuso, pero ante las denuncias se realizan pruebas periciales para comprobarlo”, señala Jiménez. 

También en materia de menores, el equipo de forenses  interviene en análisis que  más tarde determinan las custodias de los hijos. En 2020 hubo 108 frente a los 38 de 2019. “A pesar de que el año pasado hubo un parón por la pandemia, a partir del verano empezaron a aumentar”, apunta. La intervención en materia de familia es una de las cargas de trabajo prioritarias para el Imelga, que cuenta con un 59% de la demanda judicial.

Cifras del registro forense