Los hechos tuvieron lugar a raíz de una operación policial desarrollada a finales de enero de 2016 contra el tráfico de drogas a pequeña escala en la ciudad
La ausencia de un testigo vital para la Fiscalía llevó a la suspensión del juicio contra cuatro acusados de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas en una vivienda particular en el barrio de Covadonga en febrero de 2016. El testigo, David F., era el único que vinculaba a dos de los acusados, I.R.D. y R.L.N. con la venta de cocaína y heroína.
Por otra parte, las defensas han solicitado la libre absolución para los otros dos acusados, al entender que no ha quedado acreditado que la pareja formada por D.G.N. y AB.G.G. residiese en el domicilio objeto de registro por la Policía. El dueño de la vivienda, D.G.N., se enfrenta a 11 años de cárcel (seis por tráfico de drogas; tres por atentado a agentes de la autoridad, y dos por tenencia ilícita de armas) tras enfrentarse a los agentes con una escopeta durante el registro de su domicilio. D.G. señaló en el juicio que los confundió "con gitanos", aunque los agentes afirmaron que se identificaron. Para los otros tres se piden cuatro años.
El abogado de D.G. alega que "la diligencia de entrada de registro es nula, puesto que se hizo en ausencia de su único morador". Mientras, la defensa de la pareja del primero presentó facturas pagadas por ella en otro domicilio y apuntó que no estaba probado que compartiera casa con D.G.N.
Los agentes afirmaron en su testimonio que "la casa parecía una fortaleza" y que los vecinos les aseguraron que "se consumía". La fiscal mantiene, por su parte, que el acusado vendía droga en su piso y que los otros tres colaboraban.
