La crisis desde mi balcón

La crisis desde mi balcón

OURENSE 29/03/2020.- Historias del coronavirus. José Paz
photo_camera Entre el asombro por lo inesperado y el puro miedo. //José Paz

Visto desde arriba. el vacío se ha apoderado de todo. Unos coches pasan de vez en cuando; donde antes veintena ahora uno solo, y a semáforo abierto, alguno como en cuenta gotas. En domingos o festivos esto parece una desolación tipo Far west.  Los autobuses llevan a todos sus conductores enguantados y ni un pasajero, percepción desde arriba; si, acaso alguno como furtivo allá donde el motor más molesto, como para no mezclarse ni con la tripulación o el pasaje. Este pasajero no pasará por taquilla. Lo urbanos transcurren con escasísima demanda; si, tal vez, un furtivo huidizo. Una ruina, parece, este despilfarro de energía malgastada.

Cuatro muchachotes de las fuerzas armadas, de la Brilat, mochilas a las espaldas, sin ir marcialmente, si observan la distancia de separación y más tendrían sino fuese por una potencial desconexión entre ellos. Parece que no se encargan de la gente pero están ahí dejando constancia del orden para que no se desboque, como tantos policías, con su presencia; ruan por la ciudad, incansables, parece como si no comieran; también por los suburbios, sin dar sensación de ciudad tomada, porque desarmados.

OURENSE 29/03/2020.- Historias del coronavirus. José Paz

La sombra de la farola se asoma a la ventana como una especie de amenaza. . // José Paz

El "Quédate en casa" funciona sin necesidad de fuerzas que la contengan, pero no está de más que estén ahí en la calle; dan ccierta seguridad y nos enseñan que los ejércitos no están solamente para reprimir, conquistar o rebelarse, enseñanza que empezó con los cascos azules de la ONU, no pocas veces en misiones más humanitarias, que de interposición entre beligerantes.

El balcón, no tan oxidado hasta ahora, porque usuario de él con frecuencia, sirve también para aplaudir a los que se exponen por nosotros, aquí, allá o en la más ínfima de las barriadas, como ruidoso modo de expresar a los que permiten que todo siga funcionando: sanitarios, policías, militares, panaderos, farmacias, camioneros, medios, gasolineras, pequeñas tiendas, súper, recaderos, repartidores…demostración de la madurez de la ciudadanía y también de los siempre denostados que nos gobiernan.

El enemigo, por invisible, acecha en todas partes. El parte, como en la guerra, es de cientos de bajas diarias. En esta guerra se destruyen vidas, no edificios. Morirse en estos tiempos es condenarse a la soledad y al anonimato… y muestra la fragilidad del ser humano en la era de una tecnología que nos simulaba inmortales.

OURENSE 29/03/2020.- Historias del coronavirus. José Paz

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