Sucesos

Los ladrones se ceban desde hace dos siglos con las iglesias ourensanas

Copón y cálices sustraídos en Zarracós (A Merca). (Foto: José Paz)
photo_camera Copón y cálices sustraídos en Zarracós (A Merca). (Foto: José Paz)
Están registrados al menos 300 robos de obras de arte, en su mayoría de plata, en templos del rural

Las iglesias del rural ourensano llevan dos siglos en el punto de mira de los ladrones. Y no solo para sustraer el dinero de los cepillos y lampadarios, también para robar cálices, copones, candelabros, incensarios, vasijas de óleos, cruces procesionales, retablos y tallas religiosas. En los dos últimos siglos, los templos registraron 300 robos en los que los delincuentes se apoderaron de obras de arte y objetos artísticos que, a día de hoy, aún no fueron recuperados. Ni tan siquiera se conoce su paradero. 

De las sustracciones del arte religioso en las iglesias del rural ourensano se hace eco el delegado diocesano de Patrimonio, Miguel Ángel González, en la revista diocesana Diversarum Rerum, en la que califica los sucesivos asaltos de "saqueo que ha mermado el patrimonio artístico" de la provincia. El valor del botín, según palabras del Miguel Ángel González, es "incalculable" y supondría todo un museo de arte religiosa.

Los robos de objetos religiosos y obras de arte disminuyeron considerablemente en los últimos años  "porque hay un mayor control, más vigilancia sobre los anticuarios y posibles compradores", apuntó el religioso.

Las iglesias continúan sufriendo robos pero en su mayoría son para sustraer limosnas. Según el delegado de Patrimonio son más los daños que el valor del botín.

El Obispado de Ourense ya tiene archivados robos en iglesias ourensanas durante la Guerra de la Independencia, entre 1808 y 1814. Entonces, los ladrones eran los soldados franceses que, según dejaron escrito los distintos párrocos (sus textos están archivados) se apoderaban de todos los objetos de plata, cálices, copones, cruces,  custodias y coronas de imágenes. "La plata la fundía para elaborar otras piezas y era imposible recuperar el botín", explicó Miguel Ángel González.

Los asaltos generaron tal alarma que desde el Obispado de Ourense se dieron instrucciones a los sacerdotes para que retiraran toda la plata a un lugar seguro, fuera del templo, y guardar y consagrar  las sagradas formas   durante la misa en una especie de copón de cristal, que se podía adquirir en el mercado y carecía de valor. El párroco que ignorara esta recomendación, en caso de un robo, tenía que abonar el valor del botín.  Según Miguel Ángel González,  cada iglesia tenía su copón de cristal y "la medida surtió efecto", comentó.

En el siglo XX comenzó el auge del mercado de arte. Los delincuentes pasaron de robar plata a sustraer obras de mayor valor artístico. Solo desde el año 1950 fueron sustraídas 56 imágenes religiosas de los templos de la provincia.



Intentaron robar hace un siglo la Virxe do Cristal en Vilanova dos Infantes

El método para asaltar los templos no cambió mucho con el paso del tiempo. Los delincuentes, hace dos siglos, según figura en los archivos de la diócesis, tenían preferencia por las iglesias que estaban más aisladas para ejecutar los robos durante la noche, tras forzar las puertas  o abrir butrones en los tejados.  

Uno de los últimos templos asaltados fue el Pazos de Arenteiro (Boborás). Los ladrones accedieron al interior el pasado 10 de octubre (robaron dinero y cinco cadenas de oro) posiblemente por un agujero en el techo.  

En la actualidad, párrocos y feligreses de la provincia extremaron las medidas de seguridad para evitar las sustracciones, custodiando los objetos de valor en lugares más seguros. Esta medida ya no es nueva. Ya fue puesta en marcha a principios del siglo XX y entonces evitó la sustracción de la imagen de la Virxe do Cristal de su templo de Vilanova dos Infantes. La imagen terminó siendo robada en marzo del año 2015 tras el asesinato del párroco, Adolfo Enríquez, de 77 años. A día de hoy se desconoce su paradero al no ser detenidos los autores del crimen. 

El delegado diocesano de Patrimonio, Miguel Ángel González, lamenta los numeros robos en los templos del rural que, junto con el abandono a que están sometidos y el deterioro con el paso del tiempo, suponen un "serio peligro" para el patrimonio artístico y religioso de la provincia.

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