EN OURENSE

Las llamadas abandonadas

cccs
photo_camera Diferentes cabinas en la ciudad

Aunque han sido condenadas al ostracismo social, en Ourense todavía sobreviven 32 cabinas telefónicas que avanzan hacia la desaparición aunque resisten como soporte publicitario y alojamiento del gamberrismo.

Siguen ocupando un espacio relevante en nuestras calles y parece que no nos damos ni cuenta. En la última década, soluciones más eficaces las han dejado postergadas en el olvido. "Eu nin me daba conta de que estaba aí”, dice Ramón mientras descansa en la plaza de Xoán de Nóvoa, observando una cabina telefónica abandonada a su suerte. Y es que la indiferencia es la tónica principal en la actitud de los ourensanos ante estos elementos urbanos. En algunas ciudades, como A Coruña, algunos colectivos ya les han encontrado nuevos usos en forma de bibliotecas callejeras , en lo que llaman "bookcrossing", una red ciudadana de intercambio de libros.

Mientras, en Ourense siguen ejerciendo de paraguas, de la lluvia o para el anonimato del gamberrismo, aunque pronto quedarán como recuerdo del pasado, después de que varios entes hayan pedido su desaparición como bien público.

La cabina de la avenida de Buenos Aires ha sido adaptada para personas con discapacidad pero ya no funciona y solo sirve de soporte publicitario para conciertos o clases particulares. Si algún viandante quiere usarla, algo que no recuerdan los vecinos del lugar, no escuchará ningún tipo de señal al otro lado del teléfono. El no funcionamiento no es patrón común, pero sí lo es el mal estado y el desuso, como el que muestra una de las cabinas en la plaza Fernández Fulgosio de As Lagoas, que apenas conserva un par de teclas numéricas en condiciones y en la que cuesta creeer que alguien se atreviese a depositar alguna moneda.

La mayoría de las cabinas todavía permiten establecer servicio e incluso hay alguna privilegiada, como una de las situadas en la avenida de Zamora, que está libre de pintadas vandálicas y conserva un decente estado. Aunque la concesión finalizó el pasado 31 de diciembre, mientras siga vigente el Real Decreto 424/2011, Telefónica, a través de su división Cabitel, deberá garantizar una oferta suficiente. "El servicio no es rentable, tanto por el mantenimiento como por el vandalismo", aseguran. Ni son rentables ni las usa la mayoría de la población, como refleja el Eurobarómetro, que afirmaba que en 2014 el 88 por ciento no las había usado nunca. A finales de 2016, había 18.106 cabinas en España, cuando en 1999 eran 65.364. En Ourense todavía sobreviven 32 porque la ley obliga a tener una por cada 3.000 habitantes, ya que son un "servicio universal". El reparto va por barrios. En el centro se llevan la palma con ocho, O Couto y A Ponte acumulan cinco cada uno, el Casco Vello, cuatro; San Francisco, tres; Mariñamansa, A Carballeira y As Lagoas,dos cada uno y la calle Ramón Puga,otra más.

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