Incendios

Lecciones de un “infierno" dos años después: “Algo cambió"

A Piuca. 15-10-17. Sucesos. Incendio forestal no concello de Maceda entre A Piuca e Saa. Na foto a aldea de Saa
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Bomberos tratando de combatir un fuego en Maceda en octubre de 2017. (XESÚS FARIÑAS)
La "zona cero" de los fuegos de 2017 se ilusiona con proyectos, con muchos frentes todavía abiertos

Este lunes se cumple el segundo aniversario del inicio de la oleada de incendios de 2017. Cuatro días fatídicos de octubre que arrasaron más de 20.000 hectáreas en la provincia de Ourense y que se cobraron la vida de una persona en Carballeda de Avia. Aquel "inferno", como coinciden todos en calificar lo sucedido, supuso por lo menos un giro de 180 grados en lo que respecta a la visión del monte, de la planificación y la prevención, conscientes de que los efectos del cambio climático amenazan con episodios de incendios virulentos y agresivos para los que será necesario prepararse y no resignarse a mirar al cielo. También han ido llegando indemnizaciones para capear el temporal, tanto de la Xunta como del Gobierno, estas últimas liberadas recientemente.

"Algo cambió", destaca el alcalde de Carballeda de Avia, Luis Milia, responsable de uno de los municipios considerados como "zona cero" de aquel fatídico episodio, que ahora trata de ilusionarse con nuevos proyectos que, por un lado, ayuden a recuperar una extensísima superficie de monte perdida en aquellos fuegos y, por otro, se conviertan en dinamizadores de un rural que precisa de estímulos y que vecinos afectados directamente por aquellos incendios urgen para "non quedarse só en palabras bonitas", exigiendo a los dirigentes políticos "máis realidade e menos despachos".


Medidas


Desde la Consellería de Medio Rural, dirigida desde hace poco más de un año por el ourensano José González, reconocen que la oleada de octubre de 2017 supuso un antes y un después a la hora de afrontar la lucha contra el fuego, surgiendo semanas después de aquella tragedia una treintena de medidas como una mayor colaboración Xunta-concellos para limpiar los montes, facilitar la contratación de brigadas, fortalecer la vigilancia a través de cámaras o la movilización de los terrenos abandonados, entre otras. El Gobierno gallego cifra en una veintena las medidas cumplidas, con el resto en trámite o desarrollo.

Más allá de aquel acuerdo forestal, sí han surgido interesantes iniciativas en los últimos meses dentro de las acciones que se desencadenaron tras el "infierno" de hace dos años, como es el caso de las aldeas modelo, "unha iniciativa cun dobre obxectivo: defender ás persoas e ós seus bens dos incendios ó tempo que se pretende fomentar a posta en marcha da actividade agrogandeira na franxa próxima ás vivendas", destaca Medio Rural.

El pueblo de Muimenta, en Carballeda de Avia, es uno de los elegidos para poner en marcha esta iniciativa, algo que ilusiona a su alcalde. "La ciudadanía no quiere más fuegos y busca proyectos para revitalizar el rural, la gente se sensibilizó de que si no hacemos algo, esto irá a más", sostiene Luis Milia, regidor de un municipio que también impulsa con la Xunta un proyecto para hacer productivo el monte de una de las zonas que quedaron completamente calcinadas. "Parecía una guerra, un bombardeo y estamos consiguiendo levantarnos, con buenas perspectivas", asegura Milia.

Sin embargo, no es tan optimista la visión de un ganadero de Maceda que quedó al borde de la quiebra tras perder el 70% del forraje para las vacas de su explotación, de donde escapaban continuamente por los destrozos en la finca. "Fun tirando e recuperando en días o traballo de oito anos que se destrozou en dúas horas", asegura Miguel Gómez, que a sus 30 años lamenta las "trabas" que las administraciones ponen a aquellos que quieren apostar por el rural.

"Neste tempo aprendín que parece que hai que dedicarse a outras cousas, é unha contradicción", lamenta Gómez, reprochando la demora en la concesión de subvenciones y ayudas, muchas de las cuales apenas le ayudan a revertir el drama: "Enchéselle a boca, pero deben baixar máis á realidade". Todos, sin duda, deben tomar nota para evitar algo "que non se olvida e que sempre estará gravado nas nosas cabezas".


Aluvión de apoyos


Además de cobrarse la vida de una persona y calcinar miles de hectáreas, la oleada de incendios de octubre de 2017 se  llevó por delante viviendas. Dos años después, la gran mayoría han podido ser reconstruidas gracias, en parte, al aluvión de solidaridad que se produjo, con las administraciones públicas concediendo fondos, entidades como Cruz Roja volcándose o incluso diferentes empresas ayudando, por ejemplo, a amueblar las casas.

También el apoyo vecinal ha sido clave, por ejemplo, en el caso del ganadero de Maceda Miguel Gómez, que ha podido salir a flote contando con sus allegados "para tapar o monte" y evitar así problemas con sus vacas.

Es una de las caras más amables de una tragedia que desencandenó una respuesta social, tanto a la hora de salir a la calle para colaborar en la extinción como en el "día después", para empezar a mirar hacia el futuro con optimismo. Algunos de los protagonistas de aquello así lo corroboran.

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