Leonard Cohen emociona a cuatro mil personas en una actuación única en Ourense

Actuación de Leonard Cohen. (Foto: Miguel Angel)

Pasaban pocos minutos de las nueve de la tarde cuando se apagaron las luces de la pista grande del Pazo dos Deportes Paco Paz y entraban los músicos en el escenario. Detrás, Leonard Cohen, corriendo a la velocidad de un gran hombre de 75 años de edad. Se produce entonces la apoteosis de aplausos de los casi cuatro mil seguidores que, desde toda España, no quisieron perderse al canadiense entrañable de voz ronca, por momentos desgarrada.

Comenzó, como el año pasado en Madrid, con 'Dance me to the end of love' y así siguió durante casi cuatro horas, apenas interrumpidas por un descanso de veinte minutos); hay que recordar que su reciente actuación en Lisboa pasó de las tres horas de duración.

Con cada final de canción se producía un marea de largos y cálidos aplausos, de gritos de fervor de un público entregado ante una actuación memorable, la del también 'monje' busdista, apodado El Silencioso, con su eterno traje negro y sombrero a juego.

Tres coristas enriquecieron su actuación y hasta sorprendieron cuando, en medio de una canción, dos de ellas efectuaron una pirueta de gimnasia y siguieron cantando, como si nada.

COLAPSO EN EL PAZO

Las puertas del Pazo Paco Paz se habían abierto dos horas antes, pero ya entonces había largas colas para acceder al interior. Era una ocasión única, histórica, para disfrutar de un cantante inolvidable, como así fue.

Y entre los miles de asistentes, mucho político, como ya es natural en este tipo de acontecimientos, comenzando por el presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, o el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, con su esposa, Alicia Blanco; o el vicepresidente del Parlamento, Baltar Blanco, al lado de Feijóo. Cerca, el conselleiro de Cultura, Roberto Varela. Ignacio Santos Cidrás, gerente del Xacobeo; Camilo Ocampo, subdelegado del Gobierno, o Isabel Pérez, edil de Cultura de Ourense, no se perdieron ni una canción. Así hasta sumar decenas de caras conocidadspero, sobre todo, de público anónimo, entusiasmado por un Cohen más natural que nunca.

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