Elecciones 12-J

Leve mejoría económica y despoblación, cara y cruz del cuatrienio 2016-2020

Un grupo de ourensanos caminando ayer por la calle del Paseo. FOTO: Miguel Ángel
photo_camera Un grupo de ourensanos caminando ayer por la calle del Paseo. FOTO: Miguel Ángel
El envejecimiento de la población lastra sus posibilidades de desarrollo de Ourense, que se apuntalan gracias a algunas actividades industriales, el turismo o la mejora de las comunicaciones
 

La foto de la provincia en alguno de sus grandes indicadores revela, por una parte, que el reto demográfico es un auténtico dolor de cabeza para la sociedad y sus dirigentes y, por otro, que algunas cifras socioeconómicas han mejorado desde el 2016. Los ourensanos han sido llamados de nuevo a las urnas, esta vez para elegir diputados en el Parlamento de Galicia y desde ahí constituir el gobierno de la Xunta.

Desde el punto de vista socioeconómico, el viento a favor de la recuperación de la crisis del 2008 ha influido en el comportamiento de la mayoría de sus magnitudes, pero una nueva crisis, la de marzo de este año, echa por tierra todo el camino andado. El futuro gobierno gallego habrá de afrontar los históricos males de la provincia, que siguen siendo muy parecidos a los del último cuatrienio: la despoblación, sobre todo en el rural, y la fuga de jóvenes. Por la parte positiva, la provincia sigue mejorando en sus comunicaciones y la permeabilidad del territorio le abre puertas al desarrollo.

Ourense sigue viviendo en su bifrontismo, con indicadores que le reconfortan, pero con evidencias que le envían al rincón de pensar. La pérdida de población sigue siendo un hecho, si bien es un mal no imputable solamente a Ourense ya que la excepción en estos momentos es no estar entre las provincias de la España vaciada. Algo más de un tercio de la población supera ya los 65 años; es decir, son jubilados en potencia y la emigración juvenil es un hecho. La natalidad, de nuevo, a la baja. El Instituto Nacional  de Estadística (INE) certifica que en el año 2016 nacieron en la provincia 1.781 bebés, una cifra que siguió escaleras abajo un año después para quedarse en los 1.709 nacimientos. Aún habría de caer algo más esa cifra en el 2018, con 1.486.

Por la parte positiva, los datos demográficos también sitúan a la provincia con la esperanza de vida más elevada de Galicia, con una media de 83,6 años, situándose luego Pontevedra, con 83,6; Lugo, con 83,2 y por último A Coruña, donde es de 82,9 años.En cuanto a las actividades económicas, Ourense descansa sobre todo en el sector servicios, con más de 70.000 ocupados, pero también las cifras demuestran que la provincia no es un páramo industrial ya que tiene más de 20.000 ocupados en esta rama de actividad, con varios puntos de apoyo sustanciales: las industrias extractivas (más de 2.000 trabajadores), las auxiliares de automoción (también con más de 2.000 trabajadores) o la industria textil que, pese a la crisis, supera los 3.000 trabajadores.

El turismo ha cosechado réditos importantes en los últimos cuatro años, pero sectores como el termalismo esperan consolidarse en el tiempo.  Las comunicaciones, visiblemente mejoradas cada año, esperan cerrar el ciclo de las oportunidades con la entrada en servicio del AVE.

Población

2016: 314.853 2020: 306.515

El envejecimiento de la población es un problema que supera las dinámicas provinciales. Toda Galicia ha perdido efectivos en su censo desde el 2016 y por lo que a Ourense respecta, se han quedado por el camino en torno a 8.000 personas. Hace cuatro años se contabilizaban 314.853 habitantes en la provincia y el último dato del 2020 cuantifica 306.515. Otra de las conclusiones que se extraen es la alta tasa de envejecimiento: hay 21.628 ourensanos que tienen 85 años o más, mientras que entre 15 y 25 años hay 22.343 habitantes, prácticamente la misma cantidad. 

Población activa

2016: 132.700 2020: 128.900 

Siempre fue uno de los lastres del crecimiento provincial, pero sus aristas se modularon los últimos cuatro meses, al abrigo del crecimiento general. Es lo que certifica la Encuesta de Población Activa (EPA) que daba para el 2016 una media de 132.700 personas en la provincia, para caer a los 128.500 en el 2019. sin embargo, en el primer trimestre de este año se produjo un leve repunte, situándose en 128.900 personas. Quizá uno de los datos más positivos es que se contiene el número de activos entre los 25 y los 35 años, con la misma cifra que 2016 y recuperándose en el último trimestre (24.600 personas).

Tasa de actividad

2016: 48,0% 2020. 47,8%

Otro de los sambenitos que cuelgan sobre la economía de la provincia es el bajo nivel de actividad, ocupando el farolillo rojo de Galicia. sin embargo, las diferencias desde el 2016 se miden en décimas porque hace cuatro años la tasa de actividad era del 48% y en el primer trimestre de este año era del 47,8%. La diferencia existente con el resto de provincias gallegas y con la media de la comunidad no se ha limado en los últimos cuatro años. La tasa media de actividad en Galicia era en el año 2016 del 53,5%, para descender lentamente hasta el 53% del primer trimestre de este año. 

Tasa de ocupación

2016: 38,6% 2020: 41,5%

Pese a ser uno de los puntos débiles de la provincia, el porcentaje de ocupados en la provincia experimentó una mejoría sostenida en el último cuatrienio, aunque partiendo de indicadores muy bajos, también los últimos de Galicia en este apartado. En el 2016 la tasa de ocupación en la provincia era del 38,6% y en el primer trimestre de este año subió hasta el 41,5%. En todo caso es la única provincia que partía de un tanto por ciento tan bajo hace cuatro años. La media gallega de la tasa de ocupación fue del 44,3% para subir tres puntos cuatro años más tarde. 

Tasa de paro

2016: 19,5% 2020: 13,1%

El fin de la crisis del 2008, cuyos primeros síntomas sostenidos se percibieron en el 2015, permitieron un paulatino descenso de la tasa de paro también en la provincia. En un contexto tan favorable, el indicador del 2016 marcaba una media del 19,5%, pero el descenso fue sostenido durante los ejercicios siguientes hasta llegar al 13,1% a 31 de marzo de este año, ya con los efectos del covid-19 asomando porque la cifra más baja se consiguió en la media del 2019, con un 12,9%. Pese a los buenos resultados, tanto en el 2016 como en el 2010 la media gallega fue más favorable, con un 17,2% y 12,6%. 

Población parada

2016: 25.900 2020: 1

6.900 La evolución positiva de la economía en los últimos años ha permitido un descenso generalizado en las cifras de parados, aunque tras el mes de marzo de este año, como es lógico dado el impacto del covid-19, esa racha se corta en seco. La trayectoria había sido descendente en la cifra de parados: la media de personas sin empleo en el 2016 era de 25.900, cayendo en el primer trimestre de este año a las 16.900.  En todos los tramos de edad ha bajado el número de personas sin trabajo, aunque si se aprecia un incremento en el último quinquenio antes de la jubilación, entre 60 y 64 años. 

Ocupados por sector

2016: 106.800 2020: 112.000

La población ocupada, ahora cifrada en 112.000 ourensanos, ha mejorado en relación a los identificados hace cuatro años, que eran 106.800. salvo el sector primario, que durante el último cuatrienio ha seguido cosechando bajas, el resto subió. En agricultura y ganadería la media de ocupados en el 2016 era de 6.600 personas, pero en el primer trimestre de este año quedaban 4.700. Actividades como la industria ha ganado efectivos desde los 17.900 a los 20.300. La construcción tiene hoy 8.400 ocupados frente a los 7.600 de hace cuatro años.  En los servicios se pasó de 74.800 ocupados a los 78.600. 

Afiliaciones

2016: 99.626 2020: 99.300

En el cuatrienio 2016-2020 se ha producido un incremento generalizado de afiliados a la seguridad social, al menos hasta la pandemia detectada en marzo, que cortó la racha positiva y dejó en mayo de este año el número de afiliados en 99.300. Es cierto que solo son 326 menos que la media del 2016, pero también es cierto que el crecimiento era sostenido en el último cuatrienio: 99.626 hace cuatro años, para subir a 100.714 del 2017. La evolución mantuvo su senda alcista en el 2018 con 102.198 cotizantes y en el 2019 la cifra crecería hasta los 102.675. 

Empresas creadas

2016: 460 2020: 366

El emprendimiento en la provincia ha tenido tiempos mejores. Cuando mejor le ha ido es cuando más hostil era el entorno sociolaboral y en la medida en la que el empleo por cuenta ajena crecía, las apetencias por crear un nuevo negocio se iban mitigando. Ourense cerró el año 2016 con el nacimiento de 460 sociedades mercantiles, pero la cifra iría descendiendo desde esa fecha. En el 2017 ya la cifra había caído a las 435 y aún habría de descender hasta las 366 en el 2018. Por último, en el 2019 nacieron 366 negocios nuevos y el ritmo de nuevas empresas amenaza con dejar este año como uno de los peores. Como ejemplo, cada mes se crean aproximadamente una treintena de sociedades, pero en abril ya solo fueron 10 y en mayo, 5. La mayoría son mercantiles que nacen con escaso capital y, en muchas ocasiones, como una solución al autoempleo de sus promotores.

Inversión pública

2016: 51,9 millones 2020: 87,4 millones

La reclamación de un mayor volumen de licitación pública ha sido una constante en la provincia porque, de media, apenas recoge Ourense un 10% de todas las inversiones que salen a concurso en Galicia. En el año 2016 se habían licitado 51,9 millones de euros, para crecer hasta los 87,4 millones en el 2019. De todas formas, las inversiones han sido muy irregulares y la mayor parte del dinero consignado procede de partidas vinculadas al tren de alta velocidad. Por lo que respecta al dinero movilizado por la Xunta en estos últimos años, en el 2016 se licitaron 23,7 millones de euros, una cifra que subió hasta los 34,7 millones al año siguiente, pero cayó a 16,6 en el ejercicio del 2018. En el 2019 el casillero autonómico tenía 31,5 millones de euros. En lo que va de año, con la suspensión de licitaciones por culpa del covid-19, la obra pública tendrá poco margen de mejora

Exportaciones

2016: 787,4 millones 2019: 873,6 millones

El comercio exterior ha sido uno de los puntales de las empresas durante la crisis del 2008. La caída del mercado interno empujó a muchas compañías a buscar mercados en otros países. Los resultados fueron obvios y el importe de las expediciones no ha parado de crecer en los últimos años. La crisis del covid-19 echó el freno de mano en la actividad de internacionalización en las empresas ourensanas. Pese a ello, hay que anotar que en el 2016 las exportaciones sumaron 787,4 millones de euros, una cifra que iría creciendo de forma sostenida ya que en el 2017 la suma era de 816 millones de euros, para crecer hasta los 864,9 millones. Aún habría de seguir creciendo hasta los 873,6 millones, uno de los mejores registros de la serie histórica. una vez más, la pizarra, la moda, la industria agroalimentaria o la maquinaria han sido los productos estrella y los principales mercados receptores, Portugal, Francia o Reino unido, pese a la crisis del brexit.

Viajeros

2016: 360.334 2019: 677.560

El turismo ha sido una de las apuestas institucionales más decididas para situar a la provincia en el mapa del sector. Los resultados, en parte, han sido positivos porque crecieron tanto el número de viajeros como de pernoctaciones. Es cierto también que el contexto del turismo ha sido favorable para la mayoría de los destinos. En el caso de la provincia, en el año 2016 se habían contabilizado 312.542 viajeros y 610.239 pernoctaciones. El sector mantuvo su velocidad de crucero yendo a ritmo de récord cada año porque en el 2017 las cifras arrojaban 317.020 viajeros y 620.506 y pernoctaciones. un año después los registros dejaban 341.840 viajeros y 638.257 pernoctaciones, pero aún habría margen de mejora: en el 2019 se marcó otro registro histórico con 360.334 visitantes y 677.560 pernoctaciones. Entre los elementos a mejorar, intentar incrementar la estancia media de los viajeros, en la actualidad por debajo de los dos días, salvo en verno.


 

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