Un hombre fue detenido en Ourense por un delito de odio -llamó “mono” a un cubano- y por otro de lesiones. El 15 de abril un hombre acudió a la comisaría para presentar una denuncia por estos hechos ocurridos en el barrio de O Vinteún. Era mediodía y se dirigía a su puesto de trabajo acompañado por otro hombre de origen cubano. Mientras caminaban por la calle, se cruzaron con un joven que se acercó al cubano y, súbitamente, le escupió.
El varón le recriminó su conducta, a lo que el agresor contestó: “¡Cállate negro!” y acto seguido comenzó a imitar a un mono mientras gritaba sin parar “¡Mono!” varias veces.
El denunciante, nuevamente, le recriminó su actitud y el detenido respondió esta vez con violencia física: le propinó un puñetazo en la nariz y provocó que se cayese al suelo. Las lesiones le provocaron la rotura parcial de un diente y el hombre tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios.
El grupo de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Comisaría Provincial de Ourense inició una investigación sobre lo sucedido, identificaron al presunto autor y lo detuvieron el pasado miércoles. Finalmente, tras pasar por dependencias policiales, quedó en libertad.
LÍDERES EN ODIO
Ourense es la provincia gallega que lidera el ránking de delitos de odio por cada 100.000 habitantes. Lo que era un fenómenos residual, con 2 o 3 casos al año, se disparó en 2019, cuando en la provincia se registraron 17 delitos de esta tipología. Además, cabe destacar que, según calculan fuentes policiales, solo se denuncia el 20% de las infracciones que se producen.
Este tipo de delitos también ganan terreno en el plano virtual, un plano en el que los organismos policiales están especialmente vigilantes para tratar de reducir su incidencia.
En Ourense, los delitos más frecuentes son los provocados por la ideología personal: en total, seis de los 17 denunciados. A la cola de las causas políticas, las infracciones de racismo y xenofobia son las más numerosas, con cinco denuncias, a las que hay que añadir una más que tuvo como víctimas a miembros de la comunidad gitana. Las creencias o prácticas religiosas generaron otros tres conflictos y dos por la orientación sexual o la identidad de género.
