La N-120 tuvo que ser cortada más de ocho horas al tráfico tras el desplome de una ladera

La lluvia influyó en treinta desprendimientos en viales

La N-120 tuvo que ser cortada más de ocho horas al tráfico tras el desplome de una ladera  (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
La lluvia descargada durante los últimos meses está haciendo estragos en las carreteras de la provincia, que desde el pasado mes de noviembre ya acumulan 33 desprendimientos, según datos facilitados por el Ministerio de Fomento, Xunta y Diputación.
La mayoría fueron pequeñas caídas de piedras y tierra, además de árboles, que apenas tuvieron repercusión en la circulación, aunque obligaron a la Guardia Civil y a los técnicos de conservación a señalizar cada una de las incidencias para evitar posibles accidentes.

Sin embargo otros, como el registrado a las 17.30 horas de este miércoles en la carretera N-120, en Pereiro, obligaron a cortar los dos sentidos de la circulación, al quedar toda la calzada cubierta por piedras y tierra. La circulación quedó restablecida a las cuatro de la madrugada, después de que una docena de trabajadores de la Demarcación de Carreteras retiraran los escombros, que atraparon a decenas de conductores. Tráfico se vio obligado a habilitar carriles alternativos por la OU-536, N-525, N-540 y A-52. 'Los desprendimientos de terreno se producen fundamentalmente por dos causas; la inestabilidad de las laderas y las lluvias continuas, que provocan que el terreno se rompa', afirmó el geólogo Pedro Araújo, añadiendo que el terreno también puede ceder por vibraciones de tráfico rodado, sobre todo camiones, 'pero lo más normal es que sean ocasionados por la lluvia y la inestabilidad del talud'.

Al registrado en la N-120, a su paso por Pereiro, hay que sumarle el producido el pasado 3 de enero en la autovía AG-53 (Ourense-Santiago), que mantuvo cortada la circulación en ambos sentidos durante más de diez horas. Una semana después, otro desprendimiento obligaba a cortar un carril de la autovía Rías Baixas, a su paso por el túnel de Alongos (Toén) . A la lista hay que sumarle el hundimiento de 50 metros de trazado de un carril de la N-525, en As Estivadas (Monterrei), el desprendimiento de dos laderas sobre la OU-536, en San Xoán de Río y Trives y el hundimiento de parte del firme de la N-525, en San Cristobo de Cea.
Tanto en Demarcación de Carreteras del Estado como en la Xunta declinaron ayer valorar los daños que están ocasionando los desprendimientos de terreno sobre los viales de la provincia, que ya obligaron al Ministerio de Fomento, sólo en el último mes, a habilitar una partida de urgencia por importe de más de 2,5 millones de euros para fijar taludes en la autovía Rías Baixas, a su paso por Toén, y en la carretera N-525, en Piñor de Cea. 'En las carreteras de la Diputación no tuvimos durante el invierno grandes incidencias, salvo la caída de árboles que obligaron a cortar la circulación durante unas horas', afirmó el ingeniero de viales provinciales, Antonio Fernández.

Los desprendimientos mantenía ayer en alerta a los técnicos de Fomento, Xunta y Diputación. Los primeros revisaban el trazado de la N-120, entre Lugo y la ciudad, para localizar posibles taludes, mientras los de la Xunta hacían los mismo a lo largo de la OU-536 (Ourense-Trives-A Rúa).

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