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Lo que no se dicen una madre y una hija

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photo_camera Juan Cid, representante de la Fundación Eduardo Barreiros, Celia Rico, Lola Dueñas y Manuel Baltar, presidente de la Diputación. (XESÚS FARIÑAS)
"Viaje al cuarto de una madre", el debut cinematográfico de Celia Rico protagonizado por Lola Dueñas y Anna Castillo, estrena el premio Eduardo Barreiros del OUFF a la mejor ópera prima del último año. Una película en la que importan los gestos

Leonor (Anna Castillo) quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella (Lola Dueñas) no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Nada más pequeño que lo cotidiano y nada más complejo que la vida es lo que aborda Celia Rico en su primer largometraje. "Viaje al cuarto de una madre" estrena el Premio Eduardo Barreiros del OUFF a la mejor ópera prima estrenada en el cine español en el último año. El galardón –que la cineasta recogió ayer en el Principal de la mano de Juan Cid, representante de la Fundación Eduardo Barreiros, y del presidente de la Diputación, Manuel Baltar– es la enésima alegría que obtiene su película; con cuatro nominaciones a los Goya, un Premio Feroz, cuatro Premios Gaudí y tres en el festival de San Sebastián. 

La actriz principal, Lola Dueñas, estuvo a punto de decir que no:

"¡Por la edad! No quería porque yo misma me imaginaba en la cabeza a una señora mayor, en un pueblo... Qué alegría que me haya convencido Celia", cuenta Lola Dueñas

Estrella es uno de los personajes con los que más alejada de su vida real se ha sentido. La madre de la película es, en esencia, la madre de Celia Rico. La directora rodó en su pueblo natal (Constantina, Sevilla) y su progenitora, Gloria (modista de profesión) enseñó a coser durante dos meses a Dueñas.  En la película, la costura hilvana la historia de esta madre y esta hija y cómo su vínculo se tambalea cuando la niña quiere volar. Leonor no quiere heredar el oficio de costurera y Estrella tendrá que lidiar con sus emociones. Lola Dueñas no ha vuelto a coser. "Ni volveré. Es algo que para mí era totalmente desconocido. Pero tuve a la mejor maestra".

Celia Rico supo desde el primer momento que quería a Dueñas como protagonista. "Lo más sincero que te puedo decir es que como era mi primera película, pensé: 'No sé cómo me va a salir así que me voy a asegurar que la actriz que tenga sea la mejor", cuenta la directora.

La mirada de Dueñas fue clave en la decisión. Es una película en la que los gestos son los que hablan. "Necesitaba esa sutileza porque es un personaje que habla muy poquito, todo va por dentro. Siempre pienso que Lola tiene dentro la mirada pura de una niña y me gustaba que esta madre que está cargada de tantas cosas tuviera ese espacio para sacar a esa niña", cuenta Rico.

Los gestos tienen toda la importancia en el largometraje. "Porque cuando dos personas se conocen tanto como madre e hija hay cosas que no se dicen, que se sobreentienden. Se protegen y se quieren y les cuesta decir las cosas, porque duelen. Eso tenía que llegar con los gestos", explica la directora.

Y la química. "La relación con Castillo ha sido buenísima, desde el primer momento nos entendimos muy bien. Es una suerte que Celia pudiera ver esto sin conocernos", cuenta la actriz. 

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