Lourdes va a la universidad con 90 años: “Me vi sola y me anoté”

María Lourdes Rodríguez Lemos nació el 24 de julio de 1932 en un edificio de la rúa Ervedelo que ahora están derribando. Como tantos otros gallegos, emigró al extranjero para buscarse la vida. Siempre se consideró una mujer moderna, por eso no se sorprende cuando el profesor le habla de asuntos judiciales en auge como la violencia contra la mujer. Con 90 años, es la alumna más veterana del Programa de Mayores de Ourense del campus universitario. “Lo que más me gusta es estudiar Derecho. El juez Fernando ya nos dice que todo lo relacionado con el maltrato a la mujer es importante. Porque todo está escrito pero nada se hace. Sigue habiendo mucho por hacer en este campo. Con 21 años yo necesitaba autorización de mi padre para hacerme el pasaporte. ¿Tú concibes hoy eso?”, se pregunta esta nonagenaria. “Menos mal que para comprar patatas no necesitabas autorización”, ironiza. Los alumnos se mezclan incluso con los más jóvenes que estudian los grados de As Lagoas. “Me dice un día un joven: ‘Abuela, si no sabe alguna cosa pregunte. Hay otros que nada de nada te preguntan, hay cada chimpao por ahí…”, se ríe María Lourdes que, enseguida, corrige: “A mí todos me llaman Lourditas”. "No me arrepiento" En la pared del salón de Lourditas cuelgan tres cuadros en los que sale sonriente en la orla de graduación de la UVigo. Anima al fotógrafo a darles la vuelta para que vea sus notas. “Tengo muy buenas calificaciones”, presume. Desde 2008 forma parte de la universidad. “Se murió mi marido en un mes de mayo y en septiembre ya empecé las clases”. Para ella el Campus fue un bálsamo contra la soledad. “Me apunté cuando se murió mi marido. También perdí a un hijo. Me vi sola y me anoté. No me arrepiento y me siento muy orgullosa de ir a la universidad”, cuenta la mujer. Aunque no es muy amiga de lo tecnológico, tiene sus métodos. “No tengo ordenador, pero tengo la enciclopedia Larousse completa en casa y estoy dale que te pego”, cuenta. En clase se coloca en primera fila. “Como oigo mal, cuando llega el juez a dar clase ya puedes estar bien derecho. Yo me pongo de primera. Ya me avisan mis compañeras, porque no oigo. Me dicen: ‘¡Lourditas, que viene la justicia. Ponte ahí!”. Consejos El programa para mayores del Campus comparte en ocasiones formación con los grados del Campus, como el resto de universitarios. “Yo pago mis asignaturas como los demás, como cualquier chica joven. Aunque no puedo compararme, ni siquiera con una de 60 o 70”, bromea. Con todo, reivindica la formación al llegar a cierta edad: “Yo vengo a clase porque quiero, nadie me obliga. Vengo para no olvidar lo poco que sé y porque siempre aprenderé algo nuevo”. A los más jóvenes les aconseja que “hinquen codos, porque nosotros ya se ve que somos gente mayor y no vamos a optar a ningún puesto de trabajo ni quitárselo a nadie. Yo ya soy pensionista, coticé aquí y en el extranjero. Ahora que trabajen otros”.