REPORTAJE

Lucy, los ojos de Lucía

Lucía González está a un paso de graduarse en Trabajo Social. Como tantas otras. Pero Lucía es ciega de nacimiento. Un batallón de jóvenes estudiantes de Primaria la conocieron. A ella y a su perra guía, Lucy

¿Se imaginan una vida a oscuras? Difícil, ¿verdad? Lucía González, 23 años, no lo ve así. Pero no ve, es ciega de nacimiento. Sus ojos son los de Lucy, su perra guía, la primera en el Campus. Lucía lleva una vida normal, pese a las limitaciones. Tiene su novio, con el que lleva cuatro años, ciego como ella, y un carro de amigos. Lucía, estudiante de cuarto curso de Trabajo Social en el Campus de Ourense, departió ayer en el Aula da Natureza, en Oira, con un puñado de jovenzuelos, que, cosas de los nenes, se interesaron más por la perra que por Lucía. Belén Iglesias, concejala de Educación, hizo de maestra de ceremonias.

A las 12,30 horas era la cita, enmarcada en las actividades de conciliación de la concejalía de Educación. Pero los niños estaban mucho antes en la sala preparada para la ocasión. Mientras, fuera, Lucía atendía distintas entrevistas. Los pesados de las cámaras, luego el del cuadernito, más tarde el de la grabadora... La concejala se esforzaba en poner orden y hacer más dulce la espera. "Todos somos diferentes pero tenemos en común que somos personas", le dijo a los peques. Los convenció.

Lucía, vestida de negro, sandalias planas y unas enormes gafas. Nunca ha visto la luz, al contrario que sus padres. "Nunca me he planteado que no puedo ver, mis padres me dicen cosas como si realmente viera", asegura.

Lucy la lleva, Lucy la trae. ¿Ha llegado a sentir compasión de los demás? "Sí, y me fastidia. Tampoco quiero que me admiren, ni soy la diosa entre las diosas ni la tonta entre las tontas", remarca.

Muy poco le falta para acabar el grado de Trabajo Social, apenas acabar el proyecto y hacer las prácticas. ¿Cómo se las ha ingeniado? "Gracias a un portátil con lector de pantalla, te lee los textos con voz", detalla.

Porque el día a día de Lucía no es nada diferente al del resto de los mortales. Levantarse, desayuno, ducha, salir a la calle... "No es tan difícil. Por ejemplo, para desayunar ya sé donde he dejado previamente la taza. Y como eso todo".

"Somos como los demás"

"Los ciegos también salimos por las noches", reivindica Lucía, a la que a veces le gusta "ponerme tacones y como la perra tire fuerte lo pasó fatal. O cuando paso por aceras estrechas con el bastón, más de una farola me he comido. Somos personas como las demás". 

Te puede interesar