REPORTAJE

Luz contra el borrado de la mujer en el Arte

Ourense. 23-06-2017. Lucía, profe coworking na Molinera. Paz
photo_camera Lucía, profe coworking na Molinera.

La artista Lucía Blanco investiga el papel de la mujer en la Historia del Arte, rol que según su criterio ha sido "silenciado, borrado y olvidado". El pasado año impartió un curso que ahora adapta al modelo online. 

La ourensana Lucía Blanco lleva dos años trabajando en la investigación del papel de la mujer en la Historia del Arte, a su parecer, un rol "silenciado, borrado y olvidado". Bajo el lema "As mulleres artistas que escribiron unha parte da Historia da arte", el pasado año impartió una pequeña conferencia dentro de unas jornadas de empoderamiento femenino organizadas por la Asociación de Mujeres Empresarias (AME) que pasó a convertirse en un curso de 30 horas de la Universidad Popular de Ourense. 

Rematado el curso decidió dar un paso al frente para acrecentar la visibilidad de su proyecto y hoy a partir de hoy participa en el programa de coworking de La Molinera, con el objetivo de crear una tienda online para vender sus obras, y hacer una plataforma de teleformación para que todos puedan acceder al curso.

Fue cursando Bellas Artes cuando la ourensana se dio cuenta de que, para estudiar los movimientos artísticos, no se trasladaba el trabajo de la mujer artistas, sino solo de los hombres. "Lo que pasaba es que, en el momento en que se las empezaba a reconocer, los hombres empiezan a verlas como contrincantes. Y, hasta el siglo XX, a las mujeres no se las compara con los hombres, sino con sus propias compañeras, porque se dice que son muy buenas pero que no se pueden comparar técnicamente con el trabajo de un hombre", comenta.

Lucía comenzó su investigación de manera altruista, "tirando de internet", con pocos datos pero mucho empeño. "Incluso descubrí, a través del antropólogo Dean Snow, que la mayoría de las pinturas rupestres de las cuevas de España y Francia fueron realizadas por mujeres. Se sabe por el tamaño de las manos que aparecían al lado de estas representaciones", explica orgullosa.

Curiosamente, a su curso asistieron cinco mujeres y un único hombre. "Pero cuantas mujeres en la Historia del Arte, y sus cuadros son muy buenos" cuenta que le decían. 

Sus alumnos conocieron a Artemisia Gentileschi, por ejemplo. "Gentileschi es una pintora italiana que se convirtió en icono del feminismo. Su padre le buscó un profesor que acabó violándola. Ella plasmó ese trauma, esa violación, en una serie de cuadros con una fuerte carga expresiva, que son bastante violentos". 

Otra figura relevante -a ojos de Lucía- es la de Lavinia Fontana, que era hija de un pintor y se formó en el taller de su padre. "Se casó con otro pintor que reconoció que su mujer era mejor pintora que él. Así que decidió dedicarse a las labores del hogar, y del cuidado de los quince hijos que tuvieron, y que ella fuese la que mantuviese a la familia. Es uno de los casos más curiosos, porque estamos hablando del siglo XVI, algo prácticamente impensable entonces", afirma.

En definitiva, la artista ourensana considera que, en 2017, las cosas poco cambiaron en este sentido. "A muchas mujeres que a lo largo de la historia han sido pintoras de reyes o profesionales cotizadas en su época, sigue sin reconocérseles ese éxito y esa profesionalidad que tuvieron", critica. 

Mujer y mercado laboral

La vena feminista le nació mientras estudiaba, pero fue una vez inmersa en el mercado laboral cuando afianzó su idea de que las mujeres en Bellas Artes no tienen el mismo peso que los hombres. "Veo que a las mujeres no se nos trata igual, se considera que un hombre es más profesional y se le escucha más que a una mujer", considera.

El sueño de Lucía es vivir de los cuadros que pinta. Con este trabajo de investigación solo busca "colocar a esas mujeres artistas en su sitio". Que sus nombres no se borren de la historia.Que sus nombres recorran el tiempo. 

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