Monserrat D.A.G., de 54 años, aprovechó una visita a su hija, que estaba interna en la prisión de Pereiro de Aguiar, para dejarle un poco de hachís oculto en una planta del hall del centro penitenciario.
El Juzgado Penal 2 le impuso ayer una pena de un año de cárcel y una multa de 244,92 euros por un delito de tráfico de drogas que no causan grave daño a la salud. La progenitora reconoció el delito y la fiscal rebajó el importe de la multa. No tendrá que ir a la cárcel siempre porque este era su primer delito (delincuente primaria) siempre y cuando no vuelva a delinquir en el plazo de dos años. La representante de la acusación pública no se opuso.
Los hechos que llevaron a esta madre a juicio sucedieron el 14 de agosto del pasado año, pasadas las diez de la mañana. Iba, como en otras ocasiones, a visitar a su hija a la prisión ourensana y al dirigirse a la zona de locutorios, para comunicar con ella, se paró a la altura de unas plantas que hay a la entrada. Allí dejó de manera disimulada, en el interior de unas de las macetas, un envoltorio de tela que contenía cuatro bellotas. Un funcionario que contempló la “operación” sospechó y el Servicio de inspección farmacéutica y control de drogas de las dependencias de Sanidad de Vigo lo confirmó. Resultó ser resina de cannabis, con un peso de 38,45 gramos, con un valor en el mercado de 244,92 euros. La droga, tal como admitió ayer la inculpada, era para su hija.
De esta forma, el hachís nunca llegó a la hija y la madre fue imputada por un delito de tráfico de drogas del artículo 368.1 del código penal en la modalidad de sustancias que no causan grave daño a la salud.
