El mandato, patas arriba sin haber llegado aún a su ecuador

16/may./21 - 07:19 Actualizado: 16/may./21 - 13:16

El Concello acumula en menos de dos años cuatro dimisiones, un pacto roto y ediles sin grupo

El actual mandato en el Concello de Ourense necesitará, sin duda, que se le reserven varias páginas en los libros de historia de la política municipal. Si el reloj del período 2019-2023 se ponía en marcha con un momento reseñable como era la llegada a la Alcaldía de Gonzalo Pérez Jácome pese a ser tercera fuerza con un controvertido pacto con el PP, casi nadie hubiera adivinado que, sin que se haya llegado ni siquiera al ecuador del mandato, este estaría ya completamente patas arriba, con cuatro dimisiones contabilizadas, una coalición que ha saltado por los aires o un grupo de no adscritos que tiene más concejales que tres formaciones políticas. Solo PSOE y BNG conservan ya su cartel inicial y escapan a movimientos, que sí han afectado al resto, especialmente a Democracia Ourensana.

Inicio movido

El mandato arrancó sin que los 27 concejales elegidos por los ourensanos recogiesen el acta que les correspondía. Seis días antes de la sesión constitutiva se conocía que el número dos del PP, Santiago Rodríguez, renunciaba a entrar en la Corporación "por los resultados lamentables", dado que el partido se dejó tres escaños respecto a 2015. Su salida se producía entre duras críticas al candidato popular, Jesús Vázquez: "No le reconozco liderazgo ni autoridad moral alguna".

Ya con todo en marcha, las primeras semanas de Jácome en el gobierno tampoco fueron nada tranquilas. Tras 11 días de mandato, la número siete de DO, Ana Isabel Bertolez renunciaba "por motivos personales" sin ni siquiera asumir competencias y, menos de dos semanas después, la edil de Comercio y Seguridad Ciudadana por aquel entonces, Ana Isabel Rebanales (número tres de DO) abandonaba también el Concello por discrepancias con la gestión. En menos de un mes, Jácome perdía dos piezas.

El gobierno local no cubriría todos sus huecos hasta el pleno de septiembre, tras entrar en la Corporación Manuel Álvarez y María Fernández Dibuja, dos de los protagonistas del siguiente capítulo del polvorín municipal. Así, tras un año en una relativa calma, a finales de agosto de 2020, se desataba un terremoto después de que cinco ediles de DO denunciaran a Jácome ante la Fiscalía preocupados por la gestión económica de los recursos del partido. Mario González, uno de los concejales implicados, reculaba pocos días después y anunciaba su dimisión.

Momento clave

El 8 de septiembre llegaba una de las fechas clave, con una mañana de locos. A primera hora, trascendía que el alcalde retiraba las competencias a los cuatro críticos que permanecían en el consistorio –Miguel Caride, Maite Rodríguez, María Dibuja y Manuel Álvarez– y que tenían pensado dimitir, mientras que minutos más tarde, el PP anunciaba que rompía el pacto de gobierno con Jácome, que resiste en la Alcaldía con el único apoyo de dos concejales y con la tranquilidad de saber que PP y PSOE no están en sintonía para relevarlo.

Uno de los ediles del gobierno, sin embargo, se mantenía al inicio en una posición un tanto ambigua. Se trata de Telmo Ucha, que decidió sostener el gobierno durante menos de tres meses como concejal no adscrito pese a presentarse con DO, grupo en el que se integraría el 18 de diciembre para contrarrestar las maniobras internas en el partido, dado que en octubre Jácome decídía expulsar a Caride, Dibuja, Álvarez y Rodríguez, una decisión suspendida cautelarmente por la justicia.

Para rizar el rizo del controvertido mandato, en febrero se conocía que Telmo Ucha causaba baja por enfermedad tras contraer el covid. La precaria situación del gobierno local dejaba a Jácome sin posibilidad de convocar juntas de gobierno. Para evitar el parón, contó con la colaboración del PP, que pese a estar en la oposición, facilitó las sesiones con la presencia de su portavoz, Flora Moure.

Más madera

Todas estas decisiones no han hecho más que aumentar las especulaciones sobre un posible regreso de los populares con Jácome, al que prefieren por encima del socialista Rafael Villarino, al que le exigen que dimita para negociar con el partido una moción de censura.

Ha sido el penúltimo episodio de este auténtico culebrón municipal, que esta semana veía como cuatro concejales (los tres críticos de DO y Laureano Bermejo, de Ciudadanos) se pasaban en bloque al grupo de no adscritos, que cuenta ya con cinco miembros. Una situación anómala a la que Ourense ha llegado en tiempo récord. Y todavía quedan más de dos años para volver a votar.