RUTAS DE VAL E MONTAÑA

Una marcha entre los inevitables eucaliptos

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photo_camera Vista de Viveiro desde el mirador de San Roque.

Dentro del sistema que podríamos denominar Serra do Xistral se comprenden varias subdivisiones: montes Cabaleiros, montes do Bullo… Por estas montañas que se caen a Viveiro, esta ciudad de la ría del Landro iremos entre el denostado eucaliptal, del que desprovista alguna ladera en la parte superior que muy colonizada por los aerogeneradores del mayor parque eólico de Galicia donde es muy difícil ver a estos ingenios parados. Viveiro se dice la ciudad de las siete colinas, como Roma y aunque aquí no haya un Capitolino, un Aventino o un Quirinal, pero sí de más altura como el San Roque, Penedo do Galo, Penedo da Revolta o Silvarosa, rozando los 500 metros que en la llamada ciudad eterna de menos altitud.

La marcha tiene su exigencia desde el principio pues colocarte casi a 600 metros sobre el nivel del mar en 4 ó 7 km. significa que debemos salvar una pendiente de cierto nivel que clasificaría la marcha en algo más que bajo, medio o algo así. Como alrededor de una quincena de kilómetros muy llevaderos si se acometen con calma en las primeras y duras rampas hacia el San Roque que luego se mitigan por pista hacia Penedo do Galo y campo a traviesa antes de coronar su cima. Luego sobreviene la bajada con algún tramillo donde es preciso amarrarse un poco. El trayecto, señalizado en parte de la subida, después no lo es por lo que hay que atenerse al mapa.


Viveiro - San Roque



En esta ocasión la salida la hacemos desde Cobas, siguiendo el paseo marítimo y pasando el puente sobre la ría cuando nos metemos en la ciudad desde donde acometeremos la subida pasando por el convento de San Francisco, pasando sobre el Feve (Ferrocarril de vía estrecha) en las inmediaciones del cementerio donde ya la asfaltada vía se empina hasta un cerrada curva en herradura. Allí mismo a izquierda se ve amplio camino, pero cogeremos el que se mete por el monte, a escasos metros. Un sendero hacia arriba pero con algún descansillo para recuperar el resuello, que por un kilómetro te deja otra vez en la asfaltada pista, que debes tomar a izquierda hasta que pasados 500 metros halles una escalinata de piedra, con barandales laterales de madera, que te introduce de nuevo en sendero hasta el avistamiento de la capilla de San Roque, que allí tiene una cueva donde se dice que el santo se retiró en penitencia por una peste que más abajo había diezmado a la población; el santo o algún acolito retornarían a  Viveiro y encontrarán una ciudad, ya recuperada de aquella medieval epidemia.
En este mirador está siempre concurrido por las vistas que ofrece sobre la ciudad y aledaños. En dirección este y teniendo como referencia el Penedo do Galo pasaremos  por el verdoso parque de mucha variedad de árboles entre los que abedules, acebos, carballos, castaños con unas cuantas toperas y hozadas del jabalí. Una fuente de piedra de la que se puede beber alivia nuestra sed.


Penedo do Galo



Atravesando el parque de San Roque y vistas las espléndidas panorámicas de la ría  paramos al lado de un completo parque de tirolinas entre pinos de gran tamaño y un pequeño zoo, cuando sigues hacia la cima al contactar con térrea pista en la cual andado menos de medio kilómetro se vira a izquierda, ya señalizado el camino con postes pintados de blanco y azul. Cuando vislumbraba la cima del Penedo do Galo, ya el rugir de los aerogeneradores con ese zumbido característico, dejamos atrás la masa eucaliptal para ser sustituida por algunos pinos de repoblación y en la cima del redondeado Penedo do Galo, ladera nororiental, pastan manadas de caballos bravíos. Por esta falda suave se va monte a través hasta la antenada cima del Penedo desde la que se contempla otra formidable vista, pero en todas direcciones: por la costa el merlucero puerto Celeiro, la factoría de aluminio de San Cibrao, Burela, Foz. Hacia oriente y el sur la alombada sierra do Xistral, incluso por occidente las tierras del Sor y al norte la mar Cantábrica con los asentamientos ya citados. Una vista que siempre por  menos tiempo del que uno quisiera por los fuertes vientos que por aquellas alturas casi siempre soplan. Esto explica la expansión del parque eólico
Bajamos por la opuesta pista para enlazar más abajo casi circunvalando el Penedo, cuando conectamos con otra, que tomaremos a derecha, siguiendo las marcas; después nos deja en otra donde debemos virar a izquierda para, atentos, tomar en la siguiente ladera virarando a derecha por herboso camino paralelo a pradería donde suele pastar el vacuno. Por esta pista que a veces se cierra y en la bajada ya iniciada desde Penedo do Galo conectaremos con asfaltada que sube a San Roque, continuaremos a izquierda y en la primera pista a izquierda seguiremos por un par de kilómetros hasta iniciar por asfalto la bajada al sur de la antes amurada Viveiro, por una de sus puertas medievales, todavía en pie, como algunos paños de su muralla, para, atravesando la ciudad, tomar la variante por la ría y acceder al lugar de partida, cuando más de quincena cumplida.

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