María Parrondo: “Hay una relación entre el calor y la violencia, agresividad y conflictividad”

María Parrondo.
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La psicóloga María Parrondo, residente en el CHUO, analiza los motivos de la violencia entre vecinos

El calor genera un ambiente favorable para que surja la violencia, aunque no es su causa directa. Y los pequeños núcleos de población, como las aldeas, donde todos se conocen, son un buen caldo de cultivo para que haya conflictos, según la psicóloga María Parrondo, residente en el CHUO.

¿Hay más conflictos vecinales en verano?

Hay una relación entre el calor y la conflictividad, la violencia y la agresividad. El calor puede afectar o modificar la expresión de ciertas emociones como la ira y ello conlleva  a un aumento de las conductas agresivas.  Se ve a grosso modo en la población. Además, el verano es un momento en el que cambiamos nuestras actividades y rutinas, y nos juntamos con más gente, y en muchas fiestas hay alcohol. Todo eso junto es un caldo de cultivo para que estallen conflictos.

¿Es un cóctel formado por calor, verano y alcohol?

El calor nos  pone más irritables y, además, hacemos cosas que normalmente no hacemos. Estamos con más gente y hacemos más actividades  al aire libre. Hay más interacción social y, a veces, con alcohol. En algunos contextos puede dar lugar a mayor conflictividad.

¿El calor produce un ambiente favorable, pero no es un causante directo?

Exacto, produce una atmósfera o un ambiente en el que puede darse mayor conflictividad, que no se daría en el mes de febrero, por ejemplo.

¿Estamos más estresados?

Llevamos unos años complicados a causa de la pandemia, con cansancio generalizado y frustraciones, y todo ello se va arrastrando.

¿Hay más conflictos en núcleos de población pequeños?

Cuando la gente se conoce, hay un caldo para que haya más conflictos en base a historias pasadas o a cuestiones no resueltas.

¿Cómo se debe afrontar un conflicto enquistado?

Hay que tener una actitud abierta y conciliadora para resolver el conflicto.  Hay que usar el lenguaje y la comunicación de modo que  nos sea útil, y evitar ser agresivos u ofender.  Las palabras que usamos son como herramientas que  pueden levantar un muro con el otro o construir un puente de acercamiento.

¿Qué  hacer ante la violencia física o verbal de un vecino?

Lo inteligente es protegerse y no entrar en contacto con esa persona.

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