Mario da Costa (Torres Novas, Portugal, 1939) llegó a Ourense en el 1973, contratado por una empresa. Tras el cierre de la compañía, Da Costa y su familia no dudaron en quedarse en la provincia: "A lo bueno te acostumbras, y aquí se vivía mejor que en Portugal en aquel momento".
Entonces comenzó a rondarle la idea de crear una empresa dedicada a la fabricación de moldes para piezas de automoción. "Primero hicimos una cooperativa, pero no fue adelante, éramos demasiados patrones, y poco después me di cuenta del error, una empresa tiene que tener un líder que asuma las responsabilidades", recuerda.
En el 84, fundó Hispamoldes, con una noción muy clara de hasta dónde quería llevar la empresa, que actualmente cuenta con 350 trabajadores directos, y que tiene sus propias naves en Palencia –Plásticos de Palencia–, Tánger o México.
La CEO homenajea hoy, viernes, a las 13,00 horas, la trayectoria de Da Costa y la de otros cuatro empresarios de la provincia. "Es una alegría, sobre todo porque este tipo de reconocimientos sientan mejor en vida que después", bromea.
El último esprint
Después de 65 años trabajados, los últimos 35 al frente de Hispamoldes, Mario da Costa apura estos días su penúltimo mes laboral. "Cuando tú te acostumbras a trabajar con un equipo humano de la envergadura que tiene este grupo, dejarlo no es fácil", explica. El empresario agradece a sus empleados el esfuerzo y la motivación, claves para evolucionar, crecer y expandirse. "Me han ayudado a llegar hasta aquí, y eso es muy importante", resalta.
Da Costa empezó a trabajar con apenas 14 años, después de la muerte de su padre. "Nos quedamos mi madre, mi hermano pequeño, de 7 años, y yo. Tenía que trabajar, era la única forma de ayudar en casa, así que por el día estaba empleado y por la noche estudiaba", recuerda. Hasta los 20 años, esa fue su rutina. Después, se marchó a Lisboa: "Salí del pueblo, como digo yo, de Torres Novas, donde nací y crecí". Allí lo encontró una empresa ourensana, "por recomendaciones, porque buscaban a una persona con mi perfil".
Pocas vacaciones
"El que lleva una empresa no siempre es el que recibe los éxitos, pero siempre es el que tiene que estar en los malos momentos", señala Da Costa.
Durante las primeras décadas de Hispamoldes, no hubo hueco para vacaciones, porque la responsabilidad iba primero. "Eran pocas vacaciones, una semana como mucho, algunos días en Navidad... Cuando empiezas con un proyecto sin recursos financieros, y atraviesas dos crisis, o aportas todo lo que tienes en valores de trabajo, o sinceramente es muy difícil", relata.
Las dos crisis –en el 1993 y del 2007 hasta el 2015– fueron momentos "muy duros" para el grupo, y Da Costa no duda en reconocer cuál fue su gran suerte. "Muchos negocios cerraron, nosotros nos salvamos por la calidad de nuestros trabajadores, gente que ha confiado en que la empresa tendría futuro. Gracias a ellos, Hispamoldes se mantiene de pie con un futuro muy brillante", asegura. Hoy en día el grupo cuenta con numerosos empleados de más de 30 años de antigüedad: "Aquí formamos a muchos, no vienen formados de otros sitios, eso también es uno de nuestros puntos fuertes".
"Hay Hispamoldes para rato"
El grupo cuenta, actualmente, con un nutrido paquete de clientes nacionales e internacionales, y sigue expandiéndose. "Nuestra internalización comienza pronto, porque en nuestra mente ya estaba el lugar al que queríamos llegar, y sabíamos que nuestro mercado no estaba solamente en España, sobre todo en el sector del molde", resalta.
El nuevo coche de Volkswagen que saldrá al mercado mexicano el próximo año cuenta con trabajo de Hispamoldes. "Toda la consola está fabricado por nosotros, y es ya el tercer vehículo que sale en México que cuenta con un interior nuestro", cuenta Da Costa. Mañana viaja al país latinoamericano, y resalta el "orgullo" de saber que allí también se valoran sus productos. "Queda Hispamoldes para rato", sentencia.
