Entrevista/ Vida

Marta Sebastián y los "Remiendos del pasado"

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photo_camera Marta Sebastián Pérez.

Es una pequeña novela romántica donde la amistad y la música tienen un papel muy importante

Desde pequeña, Marta Sebastián, residente en Madrid pero con "eterna morriña gallega", sintió el impulso de escribir. Ha ganado pequeños concursos literarios, pero no fue hasta que terminó “Remiendos del pasado” cuando se decidió a dar el paso de la autopublicación, sin probar suerte con las editoriales porque quería llevar el control de su primera novela. Actualmente ha firmado un contrato con la Editorial Tagus (perteneciente al grupo Planeta) para la versión digital del libro

De pequeña, ¿ya escribía sus propias historias?
Llevo escribiendo desde que recuerdo. Tengo pequeños relatos (y algunos no tan pequeños) que ahora releo y no puedo evitar reírme. Relatos en los cuales las protagonistas eran mis amigas y con una visión tan idílica de la vida… Que me hacen sonreír.


Hubo una época en la que también me dio por escribir poemas. Recuerdo que mi primer poema fue un verano, con unos 12 años, estando en casa de mis tíos en Baños de Molgas y trataba de lo cruel que era la vida (como si con esa edad yo pudiera realmente saber cómo era la vida). Ese verano escribí muchos poemas. Luego desistí. Por fortuna. Eran malísimos.

¿Qué es lo que le lleva a escribir?
Pura necesidad. Es una manera de expresar lo que siento, lo que pienso. Es algo que me sale, no es meditado. Simplemente necesito escribirlo. No sé vivir sin hacerlo. 

Ahora presenta “Remiendos del pasado", ¿Qué se encuentra el lector?
“Remiendos del pasado” es una pequeña novela romántica donde la amistad y la música tienen un papel muy importante. En ella se habla de la lucha por la propia felicidad, por perseguir tus sueños… Romper con lo establecido y arriesgarte a hacer lo que uno desea realmente. Es una novela ligera y fácil de leer. Con personajes con los que te puedes identificar, tan sencillos y complicados como podemos ser nosotros mismos. Una historia que engancha.

¿En qué se inspira para escribir?
Dicen que siempre hay algo de autobiográfico cuando escribes. Y sí, los sentimientos están ahí. Todos hemos amado, sufrido, llorado por un amor o un amigo, hemos tenido celos, nos hemos sentido inseguros… El resto… Me inspiro en cosas que me han pasado, que les han sucedido a amigos míos… A veces incluso ves una noticia o escuchas una canción o una frase suelta y te viene una historia. Nunca sabes dónde va a aparecer la inspiración.

También ha llevado a cabo una faceta más solidaria como voluntaria de una ONG en Mozambique, ¿a qué se debe?
Siempre quise hacerlo. He tenido la suerte de nacer en el primer mundo, en una familia donde mis padres han trabajado duro para darme una educación y una buena vida… Pero también una conciencia de la suerte que tenía y que había que ayudar a la gente que menos tenía. También hay una parte de “deuda”. En Europa, Estados Unidos de América, el primer mundo en general, mantenemos un nivel de vida a base de haber explotado durante siglos a los países pobres. Pobres porque nosotros les hemos hecho pobres, claro.

¿Qué se trae de esa experiencia?
Muchísimas cosas. Lo primero haber conocido a gente increíble, que ha crecido sufriendo una guerra civil, que tiene una esperanza de vida de 37 años… Y que no dejan de luchar, de tener sueños y que se mueren por seguir aprendiendo. Aún en día sigo en contacto con muchos de ellos. Aprendes a valorar las cosas y la suerte que tenemos. Y eres más consciente de la locura de mundo donde vives. Es una cultura tan diferente a la tuya, con ideas tan contrarias en algunas ocasiones… que te abre la mente y te ayuda a ser más tolerante y comprender que las cosas y los cambios llevan su ritmo.
Y luego, me enseñó a creer en mi misma y en mis sueños. Que todo es posible si lo deseas de verdad, si luchas y no te rindes. Que el camino puede ser difícil pero merece la pena.

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