LLEGADA DE LA ALTA VELOCIDAD

Más de un centenar de kilómetros del trazado en obras, y 17 sin licitar

El tramo de Pedralba-Ourense, el más difícil para la construcción de las vías, queda a expensas de la gestión del nuevo ministerio de Fomento

La línea de alta velocidad se encuentra, a día de hoy, a 229 kilómetros de distancia de la estación de Ourense,  una situación que no ha variado desde el 1 de febrero de 2016, fecha en la que fue inaugurado el servicio comercial entre Olmedo y Zamora, segundo tramo en servicio del ave gallego después del Santiago-Ourense que comenzó a operar el 11 de diciembre de 2011.

229 kilómetros que inicialmente habían sido divididos en dos tramos: Zamora-Lubián y Lubián-Ourense. Sin embargo, por razones de operatividad, fueron modificados para convertirlos en Zamora-Pedralba de la Pradería, de algo más de 110 kilómetros y Pedralba de la Pradería-Ourense, que suma cerca de 118.

Del primer tramo pendiente de finalización, entre los cambiadores de ancho a la salida de la estación de Zamora y el cambiador de Lobeznos, en Pedralba de la Pradería, las obras están divididas en seis subtramos, de los cuales en cuatro, los más largos, está finalizada la infraestructura, es decir, la plataforma con todos los elementos adicionales cuando existen (viductos, túneles, pasos elevados...), montados los postes de electrificación, canalizaciones de conducción de comunicaciones y se está procediendo en estos momentos al montaje de la vía. En los dos restamtes, Zamora-La Hiniesta y Cernadilla-Pedralba de la Pradería, se finaliza la construcción de la plataforma, labor en la que quedan pendientes trabajos de pocas semanas, de manera que todo parece indicar que al finalizar 2018 podrían estar concluidas las obras y la vía montada con todos sus elementos para iniciar las pruebas.


Pedralba-Ourense


No corre la misma suerte el tramo más dificultoso de todo el trazado del AVE gallego, entre Pedralba y Ourense. Las obras de estos 118 kilómetros están repartidas en 24 subtramos, en los que las obras de la infraestructura solo han sido finalizados en 5 subtramos: los más largos y  complejos se corresponden con del túnel de Espiño, de algo más de 8 kilómetros, y cuya ejecución fue desdoblada en dos subtramos, uno por cada vía y tubo, y adjudicada a sendas UTE diferentes. Los otros tres son los de A Canda-Vilavella, de 3,76 kilómetros; Campobecerros-Portocamba, de 4,20 km y Meamán-Ponteambía, de 6,70 km. En total, suman 22,86 kilómetros,  lo que representa que solo un 19,37 por ciento del último tramo del AVE gallego está finalizado. La mayoría de esos subtramos llevan entre seis y ocho años en obras y buen número estuvieron más tiempo paralizados que trabajando, unas veces por falta de presupuesto y otras por diferencias entre los contratistas y la administración a la hora de asumir modificados de precios. 

Los dos últimos subtramos, que se corresponden con la variante exterior desde Taboadela a Ourense, tienen los proyectos aprobados, el último hace apenas unas semanas, pero todavía están pendientes de licitar.

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