"Hay mecánicos de baja que están trabajando en talleres ilegales"

“Hay casos muy sangrantes: empleados que llevaban meses de baja laboral estaban trabajando en su casa o gente cobrando pensiones de minusvalía y trabajando de forma clandestina en el taller de su casa”. La Asociación de Talleres de Vehículos (Atave) le ha puesto la proa a la competencia desleal. Así lo explica Ricardo Borrajo, presidente de este colectivo empresarial que reúne en la provincia a más de un centenar de talleres y que persigue profesionalizar la actividad, apartándose de los que operan al margen de la normativa vigente. Es una batalla lenta, pero que no cesa. Al final tiene cierto sentido pedagógico porque “hay algunos talleres clandestinos que han decidido legalizarse” tras ser denunciados, aclara el presidente de la patronal. ¿Cuál es el procedimiento para desvelar que la actividad es ilícita? Ante la sospecha de ilegalidades, Atave comunica a la Policía Autonómica la anomalía y se procede a la inspección, que no es sencilla. Reconoce Borrajo que los funcionarios “pueden hacer un seguimiento pero no pueden acceder a los supuestos talleres ilegales”. Es decir, tendrían que sorprenderles en plena actividad ilícita. Pero aún así se levantan actas de infracción. El presidente de Atave agradece “tanto a la Policía Autonómica como a la Guardia Civil el trabajo que están haciendo”, fruto del cual se han detectado fraudes. “Nadie pide que no trabajen, solo exigimos que lo hagan conforme a la ley”, matiza Ricardo Borrajo. Los mecánicos que operan al margen de la normativa no están sujetos a las obligaciones laborales y fiscales, tampoco a darse de alta en Industria o a realizar la gestión de residuos que impone la normativa medioambiental. Hay, además, otros riesgos que asume el consumidor que confía la reparación de su vehículo a un taller ilegal: “Ante cualquier reclamación un taller autorizado siempre le dará unas garantías que uno ilegal nunca podrá”, advierte el representante del sector. Desde Atave hacen especial hincapié en la formación de los mecánicos y el manejo de todas las herramientas normalizadas que se requieren en una reparación. “Esa es una garantía básica”, concluye Ricardo Borrajo. 300 inspecciones y 121 denuncias desde el 2017 En el bajo de una casa particular de un pequeño pueblo con casas contadas, dentro de un garaje, almacén o nave sin rotular. Los talleres mecánicos clandestinos que operan en la provincia pasan fácilmente desapercibidos si bajan la persiana. Los agentes de la unidad adscrita de la Policía Autonómica en Ourense son perfectos sabedores de esta realidad. Ellos, junto al Seprona, son los encargados de las inspecciones que delatan a los negocios que reparan vehículos sin papeles de ningún tipo. En los últimos cinco años, en las 313 inspecciones que realizaron, destaparon más de un centenar de “intrusos”. Según sus datos, 121 denuncias entre 2017 y 2021, que posteriormente se derivan a la consellería con competencias en la materia, según la anomalía destapada. La cuantía económica puede superar los 100.000 euros. El problema, según precisa el agente Fernando Antunes, no sólo radica en saber dónde opera un negocio irregular -”los talleres legales son reacios a denunciar”- sino en demostrarlo. “No es la primera vez que llegas y te dicen que los coches que reparan son de la familia”, relata. Las cifras de expedientes sancionadores evidencian que las quejas de Atave tienen sustento. Solo en el año 2019, antes de la pandemia, la Policía Autonómica tramitó 55 sanciones. Los dos años posteriores fueron anecdóticas pero, según precisa, el covid-19 focalizó mucho de sus otros cometidos y hubo menos inspecciones. Sin olvidar que desde 2013 la unidad perdió 14 agentes en Ourense: pasaron de 57 a 42. Antunes advierte que un negocio clandestino, además de suponer una competencia desleal a las empresas legalizadas o un fraude a las distintas administraciones y la pérdida de garantías para el consumidor, es una práctica que puede resultar muy peligrosa. “La gestión de los residuos (aceites usados, gomas, neumáticos…) genera problemas porque se depositan en lugares no preparados como un contenedor o un punto limpio”, explica. Y apunta un tercer inconveniente: “La falta de medidas de seguridad para aquellos que allí trabajan”. En su experiencia, ha visto incluso bajos sin ventilación pese a que se utilizan productos inflamables. Los talleres sancionados en ocasiones recapacitan y legalizan su situación. Saben que los agentes volverán a pasarse en unos meses. La Policía Autonómica insiste en la importancia de denunciar al infractor que burla las leyes, máxime cuando el nombre del informante quedará en el anonimato. En incendios forestales y talleres ilegales, cuesta un mundo.