Un programa del CHOU pionero en Galicia trabaja en la detección y prevención de una conducta con cifras muy elevadas en Ourense

Los médicos atienden cada día un intento suicida

Los suicidios por ahogamiento son frecuentes. (Foto: JOSÉ PAZ)
Todos los días llega un caso al servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario. O incluso, dos, en temporadas críticas (primavera y otoño). Son las cifras de las tentativas de suicidios, pero cuyas consecuencias más trágicas deriva en consumaciones: 45 el pasado año, lo que da una tasa de 13,4 por cada 100.000 habitantes (la media gallega estuvo en 12,94, según los datos de la delegación del Imelga en Ourense). Más muertos por conductas autolíticas que incluso por accidentes de tráfico (40 víctimas en 2009), un causa de muerte que tradicionalmente se cobraba más víctimas.
Esta elevada incidencia es la base que sustenta el programa piloto para la detección y prevención de la conducta suicida que puso en marcha en diciembre de 2009 el CHOU, un proyecto pionero en Galicia y único en España junto al que se desarrolla en Barcelona.

Una intervención muy específica -la lista de espera no supera los 15 días- con enfermos aquejados de trastornos afectivos (fundamentalmente cuadros depresivos graves) para evitar conductas lesivas en el mejor de los casos y en el peor, la recurrencia. Y por el momento, aunque aún quedan muchos flecos susceptibles de mejorar, como una mayor captación de pacientes desde Atención Primaria, entre los 134 pacientes atendidos entre abril de 2009 y febrero de este año, ya hubo 23 altas y cinco reintentos (el 3,75% sobre un 20% aguardado), según los datos facilitados ayer por el psiquiatra del equipo Ernesto Ferrer Gómez.

El hecho de que el suicidio sea la tercera causa de muerte en el mundo justifica por si sola la importancia de la prevención, el diagnóstico y seguimiento, según recalca Ignacio Gómez-Reino, el jefe de Psiquiatría del CHOU.

Los especialistas no poseen evidencias científicas del porqué de tanta ideación, intento y consumación suicida en la provincia, pero tienen su opinión al respecto. Ferrer cree que detrás de todo están factores sociales como el envejecimiento, la dispersión geográfica que conlleva aislamiento (soledad) o incluso problemas económicos. No obstante, los expertos ponen el acento en un segmento de población que hasta ahora no estaba en la cuerda floja de la desesperanza y depresión: los mayores. Se trata, según precisa Gómez Reino, de personas con enfermedades añadidas con serios problemas para afrontarlas y en muchos casos adolecen de falta de red social.

También desde el Instituto de Medicina Legal se advierte la preponderancia de mayores que acaban voluntariamente con su vida. El delegado en Ourense, Julio Jiménez, asegura, desde su experiencia forense, que en los últimos años hay entre cinco o seis casos de personas de edad "que somatizan patologías banales y empiezan a sentirse poco útiles". En la detección de estos casos, como en los otros, el papel del médico del centro de salud es fundamental. De hecho, el programa de Intervención Intensiva comenzó, en su fase de implantación, derivando sus esfuerzos hacia la formación de los médicos de Primaria en 19 centros de referencia (134 médicos -el 76 por ciento del total- y 91 diplomados en Enfermería).

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