Con varias jornadas consecutivas de farra y fiesta a sus espaldas pero sin rastro de cansancio, los vecinos de la ciudad continuaron la parranda
Sobrevivir al lunes nunca fue tan sencillo. Que la ciudad empiece la semana con las pilas a tope de energía sólo ocurre en el Entroido, cuando los días parecen no tener horas suficientes. La acumulación de varias jornadas consecutivas de farra y fiesta todavía no había hecho mella ayer. Ni el dolor de pies, ni los restos del brillo y maquillaje del día anterior impidieron que los vecinos de Ourense volvieran a levantarse haciendo piruetas para enfudarse otro disfraz.
La jornada comenzó a mediodía con la animación de las calles de la mano de Os Chispas y Albor. Los más pequeños jugaron a convertirse en Cigarróns de Verín y Felos de Maceda en los talleres organizados por la Asociación Xuvenil Amencer. Con esmero y paciencia intentaron dar vida a estos trajes para, posteriormente, jugar al Gran Trivial del Entroido, con pruebas y preguntas que pusieron a prueba sus conocimientos carnavalescos.
La tarde siguió el ritmo con música, bailes, juegos y desfile infantil de disfraces en el Posío. Pero, los niños no eran los únicos que comenzaban a asomar para tomar el pulso a una ciudad vibrante y llena de magia.
Los adultos reservaron parte de sus fuerzas para la gran noche que les esperaba. La velada comenzó con baile en la Praza Maior a cargo de la orquesta Capitol y continuó en la carpa situada en la Praza do Correxidor con la sesión Dj.
