Los ourensanos demostraron un año más que el Black Friday ya tiene hueco en el calendario de la provincia. Desde primeras horas, los accesos a la ciudad mostraban una intensa e inusual actividad, propia de los días previos a la Navidad. En el entorno del Centro Comercial Ponte Vella, los turismos hacían cola para entrar en el párking, que poco después de las diez colgó el cartel de "completo". En las calles del centro de la ciudad, un continuo ir y venir de gente. "Menuda locura de Black Friday", decían algunos mientras se volvían a casa, con varias bolsas debajo del brazo.
Los descuentos especiales, del 5 al 70%, se aplicaron no solo a ropa, calzado y accesorios, sino también a electrodomésticos, tratamientos capilares, juguetes o incluso, comida. Pero para muchos clientes, las expectativas del Black superaron a la realidad. "Esperaba mejores ofertas, la verdad, no se aplican a todos los productos ni son tan grandes como creía", comenta una ourensana. "Entré por una chaqueta y resulta que no estaba rebajada, es todo una estrategia de márketing para que entres en la tienda y al final te lleves algo que no necesitas", reclama otra.
Las estrategias para llevarse las mejores gangas, variadas y creativas: listas de artículos, ruta de tiendas particulares en horarios específicos, compras de artículos ya adquiridos o cestas online desde hace días. "Mi plan es coger ropa que ya tengo, pero con descuento, para luego devolver la que compré hace semanas", explica una joven. "Nosotras nos vinimos a mediodía a comprar porque pensábamos que iba a haber menos gente... Pero está todo lleno, es un poco agobiante, la verdad", comenta Rita Mota. "Yo prefiero salir de las tiendas, no es agradable comprar así, miraré algo por encima, pero no creo que compre", señala Ángeles Pérez. "Más o menos tienes una idea de lo que quieres, pero luego te das el paseo y a lo mejor encuentras otras cosas", dice otra.
La otra mirada
Aunque la actividad fue intensa durante toda la jornada, se concentró, principalmente, en las grandes marcas. Inditex, Mango, Sephora, Tous, Bimba y Lola o H&M mostraron largas colas desde primeras horas, en contraste con comercios locales que vivieron un "Friday" no tan "Black". "Hay más ambiente, pero no sé si a nosotros nos repercute tanto, porque parece que todo el mundo va a las grandes", comenta una comerciante del Casco Viejo. "Esto supone el hundimiento de la campaña de Navidad. Si antes tenías un mes de diciembre de compras espaciadas, ahora no, la gente ya coge hoy –por ayer–sus regalos y listo", critica otra.
Otros comerciantes creen que jornadas como la de ayer pueden suponer un soplo de aire fresco para la complicada situación que atraviesa la ciudad, que cada vez acumula más carteles de "se alquila" en las calles. "Al no llover, como el año pasado, la gente se anima, pasea, entra en las tiendas", explica Olga Kozenkova, de la tienda Matryoshka.
"La verdad es que no paré durante todo el día prácticamente, pero claro, es un día del mes", cuenta Raquel Guerra, de la tienda Enou, que aunque no participó en el Black Friday sí apreció más actividad. "La gente no compró nada durante el mes de noviembre, ya estaban esperando a que llegase el Black Friday", señala.
Continúa
Durante la jornada de hoy, muchos son los establecimientos que permanecen con descuentos en artículos. El Centro Comercial Ponte Vella, en previsión de más afluencia, pone a disposición de los clientes el párking de Samuel Eiján (las dos primeras horas gratis al realizar compras superiores a 15 euros).
