Dos meses en el dique seco dejaron sin actividad al 40% de los trabajadores

Sobrepasados los dos meses de estado de alarma, el balance socieconómico de la provincia es rotundo, pero también permite dilucidar algunos brotes de optimismo. Ourense partía de una situación mala, con continuos goteos de cierres en el pequeño comercio y con la mayor reducción de autónomos de España en todo 2019. Ese precedente negativo ha amortiguado en parte las consecuencias de una crisis inédita. El parón de la actividad a priori no fue de la misma intensidad que en zonas industriales, aunque al partir de una situación previa desalentadora, ha causado que en dos meses hasta un 40% de los ourensanos en edad de trabajar estuviera en el dique seco. Uno de cada tres autónomos tuvo que cesar su actividad, el turismo se quedó a cero, se han creado menos empresas que nunca, las afiliaciones bajaron al ritmo más alto de la historia y uno de cada cuatro trabajadores ha sido incluido en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). El balance positivo, sin embargo, existe. Las afiliaciones cayeron durante marzo y abril menos que en el conjunto de Galicia y España, el sector primario se mantuvo muy fuerte y los autónomos, tras años liderando los ránkings negativos nacionales, no disminuyeron con tanta intensidad. De hecho, hasta 40 provincias españolas han perdido en dos meses más porcentaje de trabajadores por cuenta propia que Ourense. Son pequeños brotes en un tejido socioeconómico que necesita recorrido para recuperarse. La huella, en datos La incertidumbre, la crisis social pero también innovación y el cambio de modelos de negocio son algunas de las consecuencias directas de esta crisis en la provincia. La suma de ceses temporales de actividad, parados y ERTE colocan a Ourense ante los 65 días más extraños de su historia reciente, con una factura que empieza a arrojar conclusiones, en el plano laboral, pero también en el social. La elevada cifra de personas que se han quedado sin trabajo, temporal o definitivamente, ha multiplicado por seis la atención en servicios sociales como Cáritas. Estos dos meses han servido para incorporar una palabra al lenguaje cotidiano de los ourensanos: ERTE. Este mecanismo, al cual se han acogido 18.128 personas es solo un eslabón de una cadena de sucesos que han conformado un panorama hasta ahora inédito. La incidencia de los ERTE es elevada. Un 24% de los ourensanos afiliados a la Seguridad Social en régimen general se han visto sometidos a este cese temporal de empleo, por encima de la media española (21%) y solo por detrás de Pontevedra (31,5%). en Galicia. A este grupo, se ha sumado el colectivo de autónomos, numeroso en la provincia, aunque muy mermado a lo largo de los últimos años, ya que 8.031 de ellos, un 34,1% del total, estaba en cese de actividad hasta el inicio de la fase 1. Estas casi 25.000 personas sometidas a ceses temporales de actividad, bien por cuenta ajen o propia, acompañan a 20.689 parados registrados en las oficinas del Servicio Público de Empleo, un 12,4% más de los que había antes del estallido de la pandemia, pero la subida más moderada de las provincias gallegas. Una factura que ha generado que un 36,3% de la población ourensana activa (en edad de trabajar) haya estado paralizada durante 60 días. Es el segundo porcentaje de inactividad más alto de Galicia, ya que en Pontevedra, con un fuerte tirón industrial, hasta un 41% de gente en edad de trabajar se paró. Más detrás quedan A Coruña (32,2%) y Lugo (27,6%), una provincia, esta, que mostró una fortaleza importante y partía de mejor posición previa. Resistencias y oportunidades La huella del covid-19 deja sensaciones también positivoas, como el plus de resistencia de ciertos sectores, como el primario, que en Ourense ha mostrado más fortaleza que en Galicia y España. Las profesoras Isabel Neira y Loreto Fernández, del equipo GEM-Galicia, reflejan que "el 53% de las empresas que ofrecen servicios al consumidor se han acogido al cierre temporal" durante el confinamiento, mientras que el "81% de las que ofertan servicios a empresas ha optado por seguir teletrabajando". Así lo concluyen en un estudio a más de 4.000 empresarios gallegos. La mitad ha teletrabajado y han echado el candado el 28% de empresas. Destacan el "problema de demanda causado principalmente por la incertidumbre", a lo largo de este periodo. Y es así porque el 85% de las empresas han tenido un impacto "negativo o muy negativo" de este confinamiento. Y, aunque ha afectado a todas, avanzan que lo ha hecho especialmente "a las de reciente creación y pequeño tamaño", donde Ourense toma la delantera. En primera persona Ana Pérez | “Es una incertidumbre, en ERTE estaré hasta junio, luego, ya no sé qué pasará" El estado de alarma supuso para Ana Pérez entrar en un ERTE. El laboratorio de análisis en el que trabaja decidió estar bajo "mínimos" y acoger al resto de empleados a esta medida. "Siguen pocos, porque la demanda es menor y, por el momento, no sabemos nada", cuenta. Desde el momento en el que dejó su trabajo, espera una reactivación con el aumento de la demanda y que los saquen del ERTE. "Sé que estaré hasta junio, pero desconozco qué pasará después", afirma. Fue una de las primeras en recibir su prestación, equivalente a la parte proporcional de marzo y abril, y para ella fue toda una "sorpresa": "Contaba con cobrar esta semana, pero lo hice el día tres". La mayor parte de compañeros cobraron esta semana, no exentos de algún susto: "Hubo algún problema con una compañera y tuvieron que presentar de nuevo los papeles", relata. En su caso, que denomina como de "suerte", no supone un agravio de su situación. "Vivo con mi madre, a veces ayudo con los gastos y no es lo mismo que si tuviese que pagar todo yo sola". Lo que más le preocupa es la "incertidumbre" por saber qué pasará, porque por el momento la demanda de pruebas se reduce a algún análisis de productos alimentarios: "Hacemos pruebas para aguas en algunos concellos, esas fuentes hoy no funcionan; también analizamos comidas en algunos centros penitenciarios y no se puede entrar. Los que están llegan para cubrir el trabajo que hay", resalta. Brais Casas | “A los cinco días del estado de alarma nos enviaron al paro, sin un ERTE ni nada" Brais Casas trabaja en el sector del transporte aéreo, uno de los más afectados por las crisis de covif-19. En marzo cumplía nueve meses como azafato de vuelo en una aerolínea que, al principio de la pandemia, les daba "largas" a los empleados. "Cinco días después de que se declarase el estado de alarma, nos informaron de que nos íbamos al paro, no nos ofrecieron un ERTE ni nada", rememora este ourensano. Casas recibió el despido y pasar a ser uno más en la lista de desempleados, con una compromiso no escrito por parte de la empresa: "Por el momento no haré nada, porque me llamaron de Recursos Humanos para avisarme de que en cuanto operen con normalidad, nos contratan de nuevo", cuenta. Pese a ello, desconfía de lo que sucederá y no cuenta con nuevos datos. Las perspectivas no son de volver "hasta septiembre o así", en caso de que lo reincorporen. Sus problemas se iniciaron con el ingreso en el paro. El estado de alarma lo pilló en Ourense, aunque por trabajo residió en Ibiza: "Tengo un piso por el que pagué estos meses sin estar en él", señala. Con sus caseros negoció para no pagar el último mes, ya que su contrato finaliza en julio, así como otros gastos básicos. Pese a ello reconoce que "caro" le costó lograrlo: "Si llego a estar solo y no aquí con mis padres, no sé que haría", destaca. Con la llegada la fase tres, viajará a Ibiza y preparará su mudanza, lo que supondrá para él otro gasto "a mayores". Alba Ferro | “De primeras no tuve ningún ingreso, por lo que busqué alguna solución para pagar" Siente e Imagina films es la productora creativa audiovisual de Alba Ferro, una más de todos los autónomos ourensanos que se vieron afectados por la actual crisis sanitaria. "Al principio no tuve ningún ingreso, por lo que hablé con mi asesor en busca de una solución para pagar gastos", cuenta. La cuota de autónomo sigue presente, con el pago mensual de todos medios tecnológicos "costosos "que emplea para desempeñar su labor. A esto se le suma la cancelación de eventos de este año: "Tenía cerrados diez, como bodas o algunos más grandes como el de una asociación de mus. Todos quedaron aplazados a 2021", comenta. El próximo año se encontrará una agenda más apretada, para la que se armará de "paciencia". Ahora ya lo sufre, porque la cadena de trabajo se vio paralizada en la cuarentena: "Trabajamos por tres fases: diseño de guion, que no se vio afectado; la producción quedó paralizada y la post-producción, que también siguió". Los proyectos quedaron atascados en la segunda fase, por lo que se encuentra ante un "colapso" que le repercutirá a lo largo del año: "Llevo 10 años trabajando con una dinámica que se ha alterado por completo". Además, si los proyectos no avanzan, la facturación de cada fase se mantendría a cero. De momento, esta semana retomaron un proyecto basado en una producción "pequeña", que rodaron con todas las medidas de seguridad. Fernando Rodríguez | “En estos dos meses, gasté 6.000 euros de mi bolsillo y recibí una ayuda de 690" Coba Moda abandonará después de cinco años su establecimiento en la avenida de Buenos Aires. La crisis del covid-19 fue determinante para que Fernando Rodríguez tomase la decisión: "Llegamos a un momento que tensaron tanto la cuerda que ya dije 'yo no pago más". Pese a este cierre, su hermana quedará operativa en otro establecimiento que tienen en A Ponte. El alquiler fue uno de los gastos que se encontró Rodríguez en estos meses: "El alquiler no baja, no me perdonaron ni un euro y ahora me encuentro con que tengo que sacar a la empleada del ERTE y solo puedo tener a dos personas dentro de la tienda", comenta. Hasta ahora, recibió una ayuda de "690 euros", que no le llegan para costear el resto de gastos pese al tiempo de cese de la actividad: "En este tiempo he gastado 6.000 euros de mi bolsillo para pagar todo". La cuota de autónomo es otro quebradero de cabeza que, según le comentan, le devolverán "en julio". Las soluciones aparecen con los "maravillosos" créditos ICO, con los que ironiza y no se convence: "Lo pido y pongo de aval el piso, lo único que tengo todo pagado. Si el día de mañana algo sale mal, me quedo sin casa y lleno deudas". Las dudas crecen ante el futuro del país y cómo se saldrá de la crisis que viene de la mano del covid-19: "Estaría un año o dos fastidiado, pero no veo solución a esto". Con su cierre habrá un parado y un local vacío más,y un autónomo menos en la ciudad.