Tres meses de incertezas para los primeros vacunados con AstraZeneca

La suspensión de la administración de dosis de AstraZeneca entre los menores de 60 años deja a 10.000 ourensanos sin saber cómo terminarán con su pauta de inmunización. Esta semana se cumplieron tres meses de las primeras vacunas de profesionales esenciales a los que se le inyectó este fármaco. La Agencia Europa del Medicamento recomienda que la segunda dosis se debería administrar entre las diez y doce semanas, mientras que la decisión se ha retrasado hasta la que sería la décimosexta. El Ministerio de Sanidad aseguró que en los próximos días ofrecerá la "solución más adecuada" para estas personas, que en estos momentos viven llenos de incertidumbre. La principal opción que se maneja es administrar la segunda con Pfizer, algo que ya ha estudiado el Instituto Carlos III con 400 voluntarios, además de que otros países, como Francia, optaron por emplear esa vacuna con estas personas. Noa Gómez, trabajadora del servicio de ayuda en el hogar de Pereiro de Aguiar, fue una de las primeras en recibir la primera dosis y cumplió esta semana los tres meses para la segunda sin "saber absolutamente nada" de lo que se hará con ellos. En la misma situación se encuentran Sandra Estévez y Nuria Pérez, fisioterapeuta y logopeda, que se inocularon unos días más tarde. Ellas son solo tres de los 10.000 ourensanos que esperan una solución. Esta misma semana se retomó la vacunación entre el personal esencial, paralizada durante semanas, y se les están administrando dosis de Pfizer y Moderna. Mañana están convocadas 380 personas de este grupo en el CHUO. En primera persona Nuria Pérez, logopeda: "Tenemos derecho a elegir si queremos que nos la pongan o no" Nuria Pérez es una de las afectadas. En su caso, la tareas de los logopedas fue considerada esencial y prioritaria a la hora de la vacunación. A punto de cumplir los tres meses con la primera dosis, vive en el desconocimiento sobre la segunda como otros 10.000 ourensanos. "Me parece un poco surrealista lo que ha ocurrido y creo que se ha ido actuando por intereses políticos, en lugar de regirse por un criterio más científico", opina. Pérez reconoce que "todos los medicamentos tienen efectos adversos" y no por eso se dejan de administrar. Ella sufrió alguno de los efectos secundarios, similares a los de una "fuerte gripe". Ahora, con la posible solución de la segunda dosis con otra vacuna como Pfizer, no se muestra confiada. "Se está haciendo un estudio con una muestra insignificante de personas, deberían ser muchas más. Quieren hacer ver que están trabajando en algo", considera. Los estudios para poner en marcha AstraZeneca contaron con "muchos más voluntarios" y aún así no se detectaron anomalías para frenarla. Pérez aboga por que cada uno, con su propia responsabilidad, decida si quiere inocularse de nuevo con AstraZeneca. "A mí me parece lo más lógico y tenemos el derecho de elegir si queremos o no", destaca. Sandra Estévez, fisioterapeuta: "Nos consideraron esenciales, se supone que somos prioritarios" Los fisioterapeutas formaron parte de los grupos de personal esencial para los que urgía la vacunación. Tras los trabajadores de ayuda en el hogar, fueron los siguientes entre otros sanitarios en recibir dosis de AstraZeneca. Sandra Estévez está a punto de completar las doce semanas entre la primera y segunda. "Me tendrían que estar poniendo esa dosis y lo único que tenemos es incertidumbre, comenta. La primera dosis le causó bastantes efectos secundarios, por lo que teme a una segunda de AstraZeneca. Completar la pauta con otra, también le genera sus dudas. "Ambas opciones generan miedo y más cuando todos los comentarios que hay en torno a ellas suman más dudas. Confiaremos en los expertos", apunta. Estévez recuerda aquel momento, en el que estaban muy "contentas" por la vacunación, una noticia que terminaría siendo el culebrón con suspensiones de su administración y sin soluciones. "No sabemos si tenemos algún tipo de inmunidad con la primera o no", señala. Los usuarios que acuden a su clínica, especialmente los de los grupos de pilates, en su mayoría tienen al menos una de las dos dosis. Ella, como otros, tendrá que esperar unas semanas más: "Nos consideraron esenciales, se supone que somos una prioridad", lamenta. Noa Gómez, cuidadora: "Tengo claro que no pondré una vacuna diferente a la mía" Las trabajadoras de ayuda en el hogar fueron las primeras en recibir la dosis de AstraZeneca a mediados de febrero, por ser personal esencial que atiende a personas vulnerables, los más mayores. Noa Gómez, que trabaja en Pereiro de Aguiar, es una de las inoculadas que no sabe qué ocurrirá con su segunda dosis. "Ya me la tenían que a haber puesto. Siempre se habló de que el máximo eran doce semanas y en mi caso iré hasta la 16", cuenta. La suspensión de la vacunación, que califica de "abrupta", no la considera acertada al haber dejado a personas en los propios hospitales pendientes de sus dosis. La hipótesis de completar la pauta de inmunización con otro fármaco tampoco la convence. "Tengo claro que no me pondré una vacuna que no sea AstraZeneca. Los propios expertos no recomiendan hacerlo", asegura. Lo que pide es más información para las personas que se encuentran en su misma situación. "No nos facilitan nada y ni siquiera sabemos cuánta inmunidad tenemos". Pese a que no ha completado con la pauta, su trabajo lo desempeña con la tranquilidad de que la mayoría de sus usuarios ya están vacunados. "Es una seguridad ya que entre el 80 y el 90% tienen sus dosis e incluso en mi familia, por los que más temía un contagio, ya se han puesto cada una de sus dosis", afirma.