Deambulando

Mientras Baltar protesta, las canteras arrasan hasta Raíña Lupa

Castelo da Raíña Lupa, escenario de leyendas en torno al personaje.
photo_camera Castelo da Raíña Lupa, escenario de leyendas en torno al personaje.

Pudiera ser que en medio del fragor de la protesta estuviésemos, cuando de paso por Baltar los vecinos han desenterrado el hacha de guerra no contra los aerogeneradores que cubrirán los crestones hasta el límite con el municipio de Muiños, afectando al de Calvos, sino contra la línea de evacuación de esa energía por un cableado de alta tensión que atravesará a media ladera la sierra do Larouco, allá donde los vuelos han dado un aire al monte, tendido que ahora cuestionado los opositores van a negociar con la empresa explotadora, y que de ir adelante arruinará uno de las mejores montañas para vuelos de parapentes y alas delta.

Pues por Baltar de paso el postrero día de las alegaciones a ese disparatado plan de electrificación contra el que dieron la voz de alarma los clubes de voladores, la mayoría de vecinos, de uno y otro lado de la frontera, e incluso las autoridades municipales, que por no ir a remolque, se han sumado a la protesta, y como a veces sucede, un tanto remisas, y que ahora como capitalizadoras aparecen en los medios. Como aquí se trata de sumar, bienvenidos al foro de la oposición a la línea, pero no para encabezar una protesta, la cual también debería extenderse y no se extiende a la ganadería cuasi en extensivo que se ha ido apoderando u ocupando un espacio boscoso, en el campo de aterrizaje, que imprescindible para relax de parapentistas y familias o amigos, ahora de cierta aridez y cablería electrificada para cerco de un ganado que ha arruinado la Carballeira acotada, que obsta un uso comunal, apareciendo como destinado a aprovechamiento particular ítem de serlo de su enorme vaquería cuando de pasto en el mismo campo de aterrizaje de parapentes, que por ello embostado de tanto vacuno. Deben cuidarse estas cosas si queremos que aquello siga una ascendente progresión para los deportes de aire… hasta que se queden sin esa excelente pradería de aterrizaje fagocitada por una ganadería en expansión.

Prosiguiendo, nos apeamos en el paraje natural de los Penedos da Muller y de la Reina Loba, donde una cantera arrasó parte del hermoso roquedal, ahora abandonado por la crisis del sector de la construcción, pero para sorpresa de todos los que íbamos en la solaina matinal, otra de nueva planta en el plató superior se encarga sistemáticamente de acabar con todos los enormes bolos graníticos que son laminados verticalmente y que si no se remedia dejará, como en el valle a sus pies, un campo de aridez y de bloques hendidos.

Con tanto desánimo de ver estas impunes agresiones a las que nadie pone coto, fuimos arribando a ese inexpugnable castillo roquero que fue el penedo da Reina Loba, que ahora se dice da Raíña Lupa. Esto da Loba es una leyenda que como la de las mouras circulan por Galicia donde siempre se encuentra una tal que podría ser lupina, forajida, castellana perversa o bienhechora. A la citada Reina se la podían imaginar rodeada de una cohorte de lobos que cual canes a la caza de lo que fuese, acompañan a su jefa. Risco hace una referencia a este castillo roquero y de lo que de mito había, del que restan los sillares y otras piedras poligonales en la base sur del Penedo; por los otros costados no precisaba esa muralla, que sobrada defensa tenía por la misma verticalidad del Penedo al que trepados, una formidable panorámica se ofrecía en esta sierra de Gomariz, que en su vertiente sur tuvo minería de wolframio; el Castelo, que situado en la cota 1.175 tiene a sus norteños pies A Tapada, y por el oeste, a Lama do Santo y la aldea de Covas.

En un entorno boscoso con predominio del roble, carballo, descendidos del castillo fuimos en la placidez del soleado jueves, por entre herbosas pistas que de poco uso en tales devienen, hasta embocar por no más de dos centenares de metros en una vía provincial donde dimos como de bruces con cabrero en el lugar de As Cancelas; era el tal o Manolo de Covas, que más ovejas que cabras de matinal pasto llevaba, retornando, de camino hacia sus corrales en la aldea, el cual nos dijo que vendía corderillos y cabritos que a veces el mismo mataba; hombre éste de fácil conversa que nos comentó que menos de media docena de vecinos en un pueblo en los que casi ciento no mucho ha.

Íbamos como mascullando por el impacto de una arrasadora cantera que a este paso dejará sin esos portentosos bolos graníticos con todas las formas posibles a aquellos parajes de los Penedos do Peón, Penedos da Muller y los de Raiña Lupa, cuando los municipios miran para otro lado abducidos por ese falso mito de puestos de trabajo e industria que genera al concello. Una burda justificación en la que a veces da que sospechar si implicados algunos de los que manejan la cosa pública, como fue el caso de algún conocido edil explotador de canteras. Acaso pudiera ser el mismo, encima de la vieja cantera, abandonada por no rentable o por la crisis del sector construcción.

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