ENTREVISTA

Miguel Ángel Cadenas: "La exigencia de responsabilidades a un juez no debe extrañar a nadie"

Cadenas
photo_camera Miguel Ángel Cadenas en la sala en la que juró el cargo en 1973.

El ourensano se jubila tras presidir el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia los últimos diez años

La cita con Miguel Ángel Cadenas (Ourense, 1947) es para hacer balance, propone hacer la fotografía de la entrevista en la misma sala en la que juró el cargo de juez hace 46 años y de la que se despedirá a mediados de mes. 

Acabo de escuchar a compañeros apuntándose para el homenaje que le brindarán el día 5. 

Es una comida de despedida como se suele hacer. Estas comidas pueden ser con alegría porque te marchas o con tristeza. 

¿Y qué detecta?. 

Son estados de ánimo individualizados. 

Puede indicar que tan mal no lo ha hecho. 

Es un juicio que tienen que hacer los demás. Uno siempre es muy intransigente con los demás y muy indulgente consigo mismo. 

¿Con qué se queda en todos estos años? 

Me quedo básicamente con lo que es la esencia de todo juez, que es la actividad jurisdiccional, resolver los conflictos aplicando el derecho.

¿Cómo nace la vocación para ser juez? 

En mi caso la afinidad era con el derecho, por eso estudié la carrera. Al estar yo indeciso, mi padre me indicó que hiciese la judicatura porque él sí tenía una predilección especial por la función judicial.

¿Le ha quedado algo por hacer? 

El sentimiento que tengo es que he agotado el compromiso que adquirí en 1973 con la carrera judicial. Está agotado por cumplimiento. El compromiso también era indirectamente con el Estado, con la sociedad, con el derecho y también conmigo mismo. 

¿Cuán ha sido su momento más complicado? 

Si acudimos a la memoria inmediata en la presidencia del TSXG, han sido los acontecimientos extraordinarios que requerían medidas extraordinarias. Si habitualmente el Poder Judicial no tiene a su disposición excesivos medios, en las situaciones extraordinarias esa carencia se hace agobiante. Situaciones como las catástrofes del 'Prestige' o del Alvia, que se está desarrollando, son una prueba de examen para la justicia en la comunidad autónoma. 

¿A qué tiene previsto dedicarse? 

La agenda laboral está cerrada, la familiar sigue abierta. No tengo por delante otra cosa. 

Me dijo hace unos años que no daría el salto a la política como otros compañeros. ¿Nunca  se lo han propuesto? 

(Silencio) Bueno, no me gustan las fabulaciones. 

Se lo pregunto porque es de Jueces y Juezas para la Democracia, un juez progresista... 

Sigo siendo de la asociación a pesar de que mi grado de vinculación e intervención últimamente ha sido mínimo. Respecto a lo de la política, es un mundo que desconozco por completo y dejémoslo así porque no me gusta fabular. 

Parece que no corren buenos tiempos para el progresismo. 

Dije no hace mucho que el concepto desprovisto de todo matiz político y peyorativo es precioso, ya que expresa un deseo y un intento de que las cosas mejoren, no sólo tu profesión, sino la sociedad. Yo jamás me avergonzaré de pertenecer a una asociación o a una sociedad que se tilde de progresista. 

Cuando llegó al cargo usted pidió juzgados de violencia de género, subirse al tren tecnológico y más jueces. ¿En qué situación estamos? 

Estamos en evolución. Creo que es positiva en la medida que se está trabajando en la modernización de la justicia, pero no es fácil porque implica costes. La finalidad es llegar al expediente judicial electrónico, pero eso exige herramientas. Se está trabajando y creo que a corto plazo se puede conseguir un nivel muy aceptable de modernización. 

¿Qué debilidades y fortalezas ha constatado en estos años? 

Las debilidades que se encuentra un juez cada día, que derivan de la carencia de medios y del reducido número de jueces, que hace que tengan que atender a demasiados casos. Y la fortaleza es el propio material humano, los jueces y todos los funcionarios judiciales. Sin buenos jueces no puede haber buena justicia. He leído en algún lado que resumían la situación en España diciendo "buenos jueces, mala justicia". Puede ser, pero a la inversa en ningún caso. Sin buenos jueces no puede haber buena justicia y a veces no puede haber justicia. 

Usted avisó hace tiempo a la magistrada Pilar de Lara de la necesidad de que una instrucción no dure más tiempo del imprescindible “porque no son un fin en sí mismo". El Consejo General del Poder Judicial le abrió un expediente con petición  de traslado. ¿Cómo puede acabar? (A los dos días de la entrevista  Pilar de Lara fue suspendida siete meses y si su recurso no prospera perderá su destino en los juzgados de Lugo). 

Pues acabará como resuelva el CGPJ. Y si alguien no está de acuerdo con la resolución, pues acabará en la jurisdicción, que es donde tiene que acabar porque está previsto que termine así. Cuando se exige responsabilidad del tipo que sea a un juez se está exigiendo algo que está en la ley, que es consustancial a su función. La función del juez es juzgar y ejecutar lo juzgado. Y hacerlo con independencia, con autonomía, pero con la ley y regladamente. Y si no lo hace, está la responsabilidad del juez que no sólo es disciplinaria, hay que recordarlo, también es una responsabilidad res civil y penal. La exigencia de responsabilidades a un juez no debe extrañar a nadie, siempre que se siga el procedimiento adecuado y resuelva quien haya de resolver.

El exalcalde de Ourense Francisco Rodríguez estuvo incomunicado durante 48 horas por el caso Pokémon, tuvo que dimitir y seis años después todavía no ha sido juzgado. ¿No le parece una actuación desproporcionada? 

No es fácil hablar de un caso desde fuera y yo no puedo hacerlo. Puedo decirle que en aquella situación había asistencia letrada y si viese una actuación injustificada de la jueza de instrucción, podía haber formulado las quejas o las denuncias correspondientes. 

Pero el retraso puede acabar con la carrera de un político por la pena de telediario, aunque después se archive la causa como le sucedió a Fernando Blanco o a Orozco.  

El juez tendrá su responsabilidad si ha cometido errores en el seno del procedimiento judicial, pero si hablamos de la dimensión que se le ha dado hay que mirar hacia los medios de comunicación. Que cada palo aguante su vela. 

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