Mingos vuelve a prisión: regentaba un narcopiso en el barrio de Covadonga

photo_camera Los efectos intervenidos en la operación policial.
El miembro del clan de los Vietnamitas fue condenado en 2017 a siete años

Domingo González Nguyen, alias Mingos, de 64 años, volvió a prisión al ser detenido en el marco de la "operación Vietnamita", en alusión al apodo del clan familiar, contra el tráfico de drogas. No es la primera vez que está imputado o condenado por la venta de estupefacientes en el barrio de Covadonga. De hecho, la Audiencia de Ourense le impuso en noviembre de 2017 siete años de cárcel por una operación antidroga desarrollada en 2016 también en un piso de Covadonga.El TSXG la confirmó meses después.

Esa sentencia, en la que también se le penaba por atentado y tenencia ilícita de armas, está pendiente de un recurso en el Constitucional y el inculpado logró aplazar la entrada en prisión por motivos médicos. De hecho, su letrado, Luis Salgado Carbajales, confirmó que recurrirá el encarcelamiento de ayer, reclamado por la fiscal al invocar la reiteración delictiva y gravedad del delito, "por cuestiones humanitarias ya que sufre una enfermedad grave con padecimientos incurables".

En este ocasión, la Policía Nacional lo vincula con uno de los narcopisos más activos del barrio de Covadonga desde el pasado verano. Junto a él fueron detenidos su pareja , Ana Beatriz G.G. (60 años) y un supuesta colaboradora, María Jesús (46 años), que quedó en libertad en sede judicial el jueves.

González Nguyen estaba en el piso registrado en la madrugada del jueves, junto a varios consumidores, y no opuso resistencia. Según su abogado, le abrió la puerta al operativo policial (miembros del Grupo de Operaciones Especiales -GOES- junto a la unidad de guías caninos y el grupo de estupefacientes de Ourense). Se incautaron  380 dosis de cocaína, 328 de heroína, 82 gramos de heroína en roca y 173 gramos de cogollos de marihuana y seis gramos de hachís, además de sustancia de corte, 411 euros, dos revólveres, una pistola simulada de aire comprimido y hasta una cámara de vigilancia y unos prismáticos.

Los investigados, según la versión policial, habían realizado obras en el interior de piso del número 2 de la Praza de Covadonga para destinar una parte al uso exclusivo de la pareja, "donde podrían estar preparando las dosis y despacharlas a los consumidores". El piso contiguo funcionaba como narcopiso, un lugar para  que los drogodependientes pudieran consumir sin salir a la calle y exponerse a un registro policial o a una multa por consumo en la vía pública. En la reforma también se tuvo en cuenta el control del aforo, sobre todo en el caso de visitas indeseadas. "Se incluía una  puerta y una mampara en el descansillo de la escalera para controlar el acceso de los consumidores y la posible presencia policial", asegura la Policía. Según añaden, había un trasiego continuo al narcopiso de la plaza con persona ajenas al inmueble que entraban y salían"a lo largo de las 24 horas del día". 

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