Ourense

Mirando de reojo a Portugal

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photo_camera Vista panorámica de Parque Tecnológico y el Polígono de San Cibrao das Viñas. (JOSÉ PAZ)
El 8 de octubre La Región anunciaba que los empresarios pedían una ampliación del polígono San Cibrao. Un mes después, el deseo se hace promesa. Cuando menos política. El asunto tiene varios prismas

La asamblea que la asociación de empresarios celebró el 11 de octubre sirvió para oficializar aquella reivindicación. La reclamación se basaba en que más del 80% del suelo está ocupado y que el asentamiento debería ser ambicioso y mirar más allá, pensar en el polígono de las próximas décadas. 

Aquellos mismos días hasta hubo sectores del PP que encajaron mal la petición empresarial. Se estaba fraguando un anuncio como el que ayer hizo Feijoo, que compromete más suelo empresarial donde más falta hace, al menos en teoría. Es una decisión valiente porque también resta capacidad de crecimiento al Parque Tecnológico. 

¿Por qué? Porque los más de 400.000 metros cuadrados están en la vecina Tecnópole y el suelo pertenece a la Consellería de Industria, que ahora lo traspasa a la de Medio Ambiente. Constan varias reuniones de representantes del PP, algunos del Concello de San Cibrao, que pidieron al presidente de la Xunta que "movilizase" ese suelo en el Parque Tecnológico. Ahora la nueva superficie servirá para dar facilidades a las empresas que quieran instalarse en el polígono más importante de Ourense.

Se prometen beneficios a la compra, pero los frutos de las rebajas han sido dispares. Con datos de este verano, el Instituto Galego da Vivenda e Solo precisaba que entre los años 2015 y 2019 se vendieron solo 72 parcelas, con una superficie total de 172.174 metros cuadrados. Pero esperando dueño había otros 136.789 metros cuadrados.

En los últimos cuatro años se vendieron de media de 18 parcelas al año, aún cuando hay rebajas para la compra, con bonificaciones de hasta el 50% del coste total del suelo. Otros asentamientos cuentan con el cartel de completo, pero las naves no están construidas. En la Cidade do Transporte, apenas queda nada por comercializar, pero obras solo hay en una parcela, la del grupo Cuevas.


La movilización de suelo permite competir con Portugal, pero el vecino país lleva delantera. No tiene fronteras ni siquiera mentales


Por eso la medida es valiente, porque la presión de inversores privados para montar nuevas empresas es escasa en estos momentos, y puede ser menor si la economía se paraliza. 

Pero, por otra parte, también supone un elemento más para competir. Desde hace años el norte de Portugal se está haciendo fuerte a la hora de captar inversores privados. Han llegado a regalar suelo si con eso garantizaban inversión, estabilidad industrial y empleo en la zona. Y no les ha ido mal porque solo en el sector de las auxiliares de la automoción han captado 200 millones de euros desde el año 2016.

La Xunta ha decidido contraatacar, pero no regalando suelo. La Consellería de Medio Ambiente, con competencias en el sector, cree que el suelo empresarial gallego es más caro que el portugués por las dotaciones "e polos estándares de calidade dos parques galegos, que son moi superiores ós que ofrecen os portugueses". Sea como fuere, la superficie de parques empresariales ocupados en Portugal es del 80% y en Galicia, del 60%.

El norte del vecino país no solo ha apostado por una competencia directa con el sur gallego para atraer inversiones industriales       —con un claro saldo a su favor— sino que extiende a la captación de inversores inmobiliarios. ¿Cuál es el objetivo? Comercializar vivienda a precios muy competitivos para captar habitantes a ambos lados de la raia. A fin de cuentas, las únicas fronteras que quedan son las mentales. Ahí sí que Ourense no tiene competidor, gana por goleada a cualquiera. 

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