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La mitad de la línea entre Pedralba y Taboadela ya dispone de catenaria

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En junio quedará montada toda la vía izquierda, que todavía está en obras y la electrificación finalizará en septiembre

El color cobrizo del hilo de contacto de la catenaria, por el que toman la corriente los trenes eléctricos, ya está colocado en prácticamente la mitad de los 103 kilómetros de la vía derecha entre Pedralba de la Pradería y Taboadela. Los equipos de trabajo de la UTE formada por Electrén y Elecnor iniciaron esta tarea en la primera semana de mayo desde Pedralba y desde la boca Este del túnel de Prado. El equipo de Pedralba ya llegó hasta el túnel de O Espiño, donde están trabajando actualmente, tras haber avanzado más de cuarenta kilómetros. 

Más lento es el trabajo desde el túnel de Prado, donde han tenido que trabajar previamente en el montaje de postes, ménsulas, tensores y demás elementos que son necesarios para la sustentación de la catenaria. 

Las obras en este último tramo del AVE gallego, en el que la mayor parte de su recorrido discurre por la provincia de Ourense, se están ejecutando de manera muy diferente a las de las líneas precedentes. Nunca hasta ahora se habían iniciado las pruebas dinámicas de carga en viaductos hasta que la línea estaba concluida. Tampoco se había procedido al tendido de la catenaria hasta tener el resto de los trabajos de montaje ya rematados. De hecho, el hilo de cobre siempre era la última pieza de este complejo puzzle que es la construcción y montaje de una línea ferroviaria, sea o no de alta velocidad.


Montaje de vía


El despliegue de medios sigue siendo intenso en todo el trazado, aunque algunos elementos ya se van retirando por haber cumplido su cometido. Por ejemplo, el punto de acopio de balasto de Campobecerros está completamente vacío. No es por falta de suministro, sino porque todo el riego de balasto que era necesario en el tramo que es de su competencia, ya está ejecutado. El montaje de vía hasta Campobecerros es competencia de Ferrovial.

Convensa, que hace lo mismo pero desde que se entra en el túnel bitubo de Portocamba hasta donde termina la plataforma de alta velocidad en Taboadela, todavía está trabajando en el despliegue de carril en la vía izquierda desde Meamán en dirección a Portocamba, donde todavía hay que desplegar en torno a unos veinte kilómetros de vía izquierda, que es lo último que falta para tener continuidad desde Vilavella, donde comienza la línea con vía doble, hasta que se llega al ramal de Taboadela. No es que Convensa vaya más retrasada que Ferrovial. Esta última, tenía que desplegar veinticuatro kilómetros de vía izquierda, aproximadamente, frente a los más de 46 en el tramo que es competencia de Convensa, un tramo en el que se encuentra además el conflictivo subtramo de Portocamba a Cerdedelo, que fue el último en ser concluido en lo que a construcción de la plataforma se refiere.

A la vista del ritmo que llevan estos trabajos, se cumplirá sin ninguna dificultad el objetivo de tener finalizado el montaje de la vía izquierda antes de concluir el mes de junio que es el objetivo que los técnicos del Adif se habían impuesto en el último reajuste del cronograma de las obras. Un cronograma que, de momento ya acumula un retraso de 5 meses, 153 días para ser más exactos, sobre el pronóstico que compartían Íñigo de la Serna antes de su cese y José Luis Ábalos cuando tomó cartas en el asunto del AVE gallego.


Electrificación


Sobre el plazo para el montaje de la catenaria, al que los técnicos del Adif marcaron como fecha límite el tercer trimestre del año, es decir, antes de que acabe septiembre, también avanza con un ritmo que hace perfectamente posible su cumplimiento. 

No obstante, hay una parte de la línea, en el tramo central de la provincia de Ourense, donde las obras van más retrasadas. La catenaria se encuentra en el túnel de O Espiño, en el término municipal de Vilariño de Conso y tiene que cruzar todavía Bolaños, Campobecerros, el túnel de Portocamba, el viaducto derecho de As Teixeiras, túnel de Cerdedelo y el más largo de todos los túneles gallegos y de toda la línea, el de O Corno. En algunos puntos de la traza todavía hay postes pendientes de izar en sus anclajes, aunque ya están ejecutadas las correspondientes cimentaciones.  Uno de esos puntos es el de Meamán, donde se encuentra la base de montaje más activa, pero en el que la parte eléctrica va más atrasada. Y es que sin postes, tampoco es posible colocar el resto de los elementos. 

La UTE que se ocupa de la electrificación puede avanzar por su cuenta en algunos de esos trabajos, como lo que se refiere a postes, feeders de alimentación, tensores, ménsulas, etcétera, pero necesita que la vía se encuentre desplegada para la ejecución de otros trabajos así que depende del avance de los constructores ocupados de esos menesteres, sobre todo en túneles donde el trabajo, tanto para el montaje de la vía como para el de la catenaria, resulta especialmente complejo.

A la dificultad de trabajar en un recinto con menos movilidad hay que añadir las características especiales de las instalaciones dentro de los mismos y eso significa que mientras se trabajaba en el extendido del hormigón para la vía en placa, no era posible  que otros equipos estuvieran realizando otros cometidos. Con el calendario pisando los talones y la amenaza de la covid-19 sobre el terreno, todo se hizo más complejo es estos últimos dos meses.

 Pese a ello, y descontando los quince días de paro obligatorio decretado por el Gobierno, las obras se han desarrollado a un ritmo mucho mayor de lo esperado, como si las dificultades no existieran.


A Gudiña


En nuestro recorrido mensual por la traza del AVE gallego, el punto en el que más se ha notado el avance más significativo fue en el emplazamiento de la futura estación Porta de Galicia. Hace treinta días, apenas se veía la cimentación del edificio de la terminal de viajeros y todavía se estaba trabajando en los elementos de sustentación de la marquesina que cubre el andén. 

En zona de vías, estaban tendidas tanto la derecha, por la que pasan los trenes que no se detienen en la estación, como la vía desviada hacia el andén, en la que entran los que se detendrán en esta terminal de viajeros, la primera en suelo gallego. Ahora, además, ya está tendida la vía izquierda, que pasa por detrás del andén, la catenaria en la vía derecha con el hilo de cobre ya colocado, importantes avances en la electrificación tanto de la vía central como en la izquierda,  y la estructura y muros de hormigón de la terminal de viajeros en un estado muy avanzado, descubriendo su singular silueta de dos cubos encontrados en  ángulo.

Porta de Galicia será una estación que facilitará el acceso a la alta velocidad no solo a los habitantes de esta comarca y las vecinas de Verín y Viana do Bolo.

También se encuentra a una distancia relativamente corta de Valdeorras y una amplia población casi equivalente a la de toda la provincia de Ourense en la región de Tras-Os-Montes, desde Bragança en el extremo más oriental hasta Chaves y Vila Real, en el suroeste. 


Los obreros ya tienen donde comer en el entorno a las obras


Si el estado de alarma no afectó al ritmo en el que se desarrollaron las obras de la línea de alta velocidad en estas últimas diez semanas, si exceptuamos los quince días en los que el Gobierno decretó el cierre absoluto de toda actividad no esencial, sí lo hizo a la comodidad del personal que trabaja tanto en las empresas adjudicatarias, como en las contratas. La falta de restaurantes fue un problema para todos los trabajadores, pero de manera especial para los de estas obras, ya que en la mayoría de los casos se trata de cuadrillas que trabajan lejos de sus casas y el avituallamiento a la hora de comer o del descanso, se convirtió en un verdadero problema.


El pase de Galicia a la fase 2 ha aliviado esa situación. Y era algo que se hacía especialmente visible en el entorno de A Gudiña, donde hay más establecimientos hosteleros cerca de las obras, o en el alto de O Pereiro, después de Vilavella. La hora de mediodía volvió a ser de nuevo ese momento de descanso y a los cascos y los chalecos reflectantes que forman parte de la equipación de estos trabajadores, se unieron las mascarillas. Con ellas, se les veía circular en las furgonetas del entorno y también en las terrazas de los restaurantes y cafeterías que ya abrieron las puertas y se encontraron de nuevo con estos clientes asiduos que desde que comenzaron las obras de la línea de alta velocidad, han dado un importante empujón económico a la hostelería de las localidades más cercanas al trazado y que van, desde Taboadela hasta prácticamente la entrada en el túnel de La Canda.

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