La provincia se queda sin prueba piloto del ocio nocturno: el Miudiño, el local seleccionado por la Xunta, dio ayer marcha atrás, a 10 días del dispositivo. Su gerente, Javier González, reconocía la “inviabilidad” de la iniciativa. “En mi caso no tiene sentido, no somos una sala grande, no podemos meter a 700 o 1.000 personas, como otros de los locales que participan en la prueba”, apunta.
El protocolo estipulado por la Consellería de Sanidade le permitía la entrada de 40 personas que solo podrían utilizar el interior del establecimiento, aunque cuente con terraza en la plaza de Santa Eufemia. “La gente no podía ni salir del local una vez que entraban hasta que se marchasen… No me parecía lógico”, añade. El dispositivo, que sí se llevará a cabo en A Coruña, Vigo, Lugo, Santiago y Pontevedra, tendrá una duración de cuatro horas, algo que también echó para atrás al gerente del Miudiño. “No puedo sacar al personal del ERTE para cuatro horas, no tiene sentido”, explica. González recuerda la difícil situación económica del negocio después de más de un año cerrado (apenas abrió dos semanas el pesado verano).
Sobre la reapertura del sector, una cuestión que estos días se discutió en el Consejo Interterritorial, González sí se muestra a favor. “Aunque solo sea hasta las dos, para mí ya es un mundo. Tengo muchas ganas de poder volver a trabajar, de ver a la clientela, de volver a mi día a día habitual…”, reconoce.
Otras bajas
La Federación Gallega de Empresarios de Salas de Fiesta y Discotecas ya se retiró hace semanas de la realización de estas pruebas, por considerarlas “inviables” y por entender que no son realistas. “Las condiciones son muy duras, y no creemos que sea útil abrir unas horas sin saber cuándo se va a abrir de verdad y en qué condiciones”, explica su presidente, Samuel Pousada. “Tenemos confianza cero en la administración, estamos cansados de promesas que no se cumplen, queremos hechos”, añade. Desde la federación, además, recalcan la crisis del sector y cifran en más del 50% el porcentaje de establecimientos que han cerrado desde el inicio de la pandemia. “Y los que quedan, como no inyecten más dinero”, comenta Pousada.
