FIESTA POPULAR

Montealegre: destino "magosteiro" de familias y milenials un año más

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photo_camera Grupos de jóvenes disfrutan del Magosto en las laderas de Montealegre, que ayer acogieron a cientos de ourensanos.

La lluvia y el viento no asustaron a los ourensanos, que subieron al monte desde primeras horas de la mañana para festejar 

La "movida" del Magosto de la capital se cocina en las laderas de Montealegre. Familias y grupos de amigos colonizan el monte por un día para celebrar la tradición gastronómica más ourensana del otoño.

Como cada año, desde primera hora de la mañana de ayer, diversas comitivas (la mayoría, a pie) subieron la colina desde la ciudad para buscar el lugar perfecto y disfrutar de una agradable jornada. El pronóstico del tiempo, que auguraba un sábado pasado por agua, dio tregua durante la mañana y parte de la tarde y permitió que la celebración se llevase a cabo con normalidad. No obstante, muchos llegaron a Montealegre cargados con lonas, preparados para protegerse de la lluvia y del frío. En las mochilas, el pack imprescindible del magosto: castañas, chorizos -o en su defecto, bocadillos- y bebida. Para cocinar, nada mejor que brasas y parrillas.

"Chegamos aquí sobre as dez e media, os máis madrugadores, colocamos a carpa e comezamos coas brasas, e pouco a pouco irán chegando os que faltan", explican los amigos del grupo "Os Ronhax", que repiten esta tradición desde sus años de instituto. Ahora que muchos de ellos son padres, el magosto sigue formando parte de sus vidas, pero con menús distintos, que incluyen desde chorizos y cervezas hasta puré y refrescos para los más pequeños. "Aquí estaremos, ata que o corpo aguante, xa sexan as doce ou as dúas da mañá!", comentan. En el monte conviven familias y jóvenes, que también disfrutan la celebración. Para algunos, el de ayer fue el primer magosto en Montealegre: "Nosotros nos conocimos en la universidad, estudiamos aquí pero somos de Vigo, Santiago, Lugo, Betanzos y Mallorca". Los primerizos aseguran que repetirán el año próximo, porque la tradición "magosteira", al final, "engancha". Además de comida y bebida, muchos de los grupos también llevaron reproductores de música al monte, para animar el ambiente, bailar y divertirse. La jornada se terminó a última hora del día, cuando tocó bajar la colina.

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