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Montealegre, la fiesta milenial sin castañas, pero con vodka y dj

Un grupo de amigos posa frente al chiringuito del DJ de la fiesta del magosto,               en la parte más alta de Montealegre, este sábado al mediodía (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Un grupo de amigos posa frente al chiringuito del DJ de la fiesta del magosto, en la parte más alta de Montealegre, este sábado al mediodía (XESÚS FARIÑAS).
La peregrinación al epicentro del magosto juvenil arrancó ayer con el clásico macrobotellón y una improvisada discoteca en lo alto del monte

Un emocionado Emilio, de Cárnicas Milucho, relataba días antes de la celebración del San Martiño el fervor por la moda de los bollos preñados durante el San Martiño y la de kilos de carne que se venden. "Ourense se convierte en la capital del chorizo", aseguró a este periódico. Los criollos no llegaron este sábado a Montealegre, seguramente Emilio tampoco. La peregrinación al epicentro del magosto milenial comenzó para centenares de jóvenes un año más. A las seis de la mañana coronaron el monte los primeros. Lo cuenta poco antes de mediodía un profesional sanitario, que baja por una ladera tras una mañana de infarto. El alcohol hizo mella en cuatro chavales. La estampa de la fiesta solo tiene un grupo de perdedores: la excepción, los que sí disfrutan sin excesos y con conciencia medioambiental, pero quedan escondidos en el crudo retrato del "no" magosto, el del botellón descontrolado y la mierda en el bosque. Como las meigas, chavales que suben a Montealegre a pasarlo bien sin liarla, habelos hailos. 


Con altura


Una regla no escrita coloca a las familias y a los grupos de colegas más tranquilos en la parte más baja de Montealegre. Lo más parecido a un magosto. Música, comida, cervezas, algún juego de mesa y el justo debate político antes de ir a votar en el 10N.

La fiesta evoluciona con la altura. El sábado lluvioso no concentró a grandes grupos de chavales y la improvisada pista de baile se hizo más transitable en Montealegre. Los cambios tecnológicos podrían estudiarse a través de los magostos de todos los tiempos en Montealegre. Del rito purificador que unía a los lugareños al poder de convocatoria de un grupo de WhastsApp para un macrobotellón, pasando por el viejo móvil en el que perder cobertura o batería también era perder a un amigo. Porque los de antes, también bebían. Aunque quizás menos. Habría que estudiarlo. Los que nunca se fueron del magosto milenial, generación tras generación, son los servicios sanitarios. Atender una urgencia en Montealegre casi roza el heroismo. Unas cuantas, la santificación. Luego están los taxistas. El agosto del magosto puede dejar alguna vomitona en el coche. Nada grave.

A favor del magosto milenial hay que decir que el pasado año fue el más sostenible de los últimos años, según las asociaciones ecologistas. Menos residuos, aunque sigue faltando conciencia.



"Alocaos"


La única verdad del magosto en Montealegre es que no es un magosto. Ni castañas ni vino. Montealegre huele a pastilla de encendido, el método más rápido para entrar en calor cuando el alcohol no es suficiente. En lo alto suena "Alocao", la última de Bad Gyal y Omar Montes a todo volumen. "Sé que quieres chingarme bajo la Luna Si tú estás bellaco yo tengo la cura. Tu bicho en mi totito, pierde cobertura".

Mención especial merece Isaac, el dj de la fiesta. Sí, los nuevos tiempos traen dj. Una amiga recuerda que al chaval no le pagan en la discoteca en la que pincha. Eso es una putada, porque el chico convoca a todo el magosto milenial frente a su chiringuito. Y también gratis. Isaac cuenta que hace dos años también subió su mesa de sonido al monte para poner el toque musical al San Martiño de la juventud ourensana. Como el amigo que no se emborracha en las fiestas, a Isaac le toca ver el mundo desde otra perspectiva. Se merece un buen sueldo. 

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