INCENDIOS

Montes ardidos en 2017 resurgen de sus cenizas y vuelven a ser productivos

photo_camera Los montes de Melón, dos años después del incendio.
Aunque no hubo gran severidad de daños en esos fuegos, advierten "degración" en Melón o Muíños por la reiteración

Los expertos y técnicos que trabajan en la recuperación de suelos en la Consellería de Medio Rural han conseguido recuperar tierras, gracias a un trabajo que se está haciendo desde hace años, como en Melón o Xunqueira de Espadanedo, zonas afectadas por los incendios de 2017 y que han logrado cambiar su imagen.

En Cualedro, pasto del fuego reiteradamente, la consellería, a través de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural está realizando un proyecto de movilidad de tierras, satisfaciendo la demanda de productores que necesitaban terrenos, en concreto, explotaciones ganaderas que precisaban de tierras para pastos. "O obxectivo é dobre, poñer as terras en produción e protexer unha zona tan afectada polos lumes. Os terreos foron queimados nalgunha ocasión nos últimos 20 anos, ata dúas veces", apunta Alejandro Sánchez de Dios, subdirector de Mobilidade de Terras.

Dos años después de aquella oleada incendiaria, no son pocos los montes que ya han conseguido empezar la regeneración, especialmente gracias a la actuación urgente que se realiza después de los fuegos. "A pesar de la catástrofe  de 2017, con más de 50.000 hectáreas quemadas en dos días, la severidad no fue muy alta. Fueron movidos por vientos huracanados, el fuego se propagó rápido y no se llegó a calentar lo suficiente el suelo. En 2013, aunque no fue muy mediático, el daño fue mayor", explica Cristina Fernández Filgueira, investigador del Centro de Investigación Forestal de Lourizán. 


Tratamientos


Han hecho tratamientos en A Gudiña, Muíños, Xunqueira de Espadanedo o Melón, con resultados fructíferos. "Estuvimos esta semana midiendo la regeneración en Xunqueira, va en la línea de como debía ir", añade. Principalmente, se dedican a evitar la erosión de los suelos. Cada vez que hay un incendio, realizan un análisis para detectar zonas de urgente actuación, tipificando el nivel de daño. "Los recursos son limitados y hay que decidir dónde invertir. La gente ha de tener claro que no siempre es una catástrofe, hay que medir la severidad del fuego. Y que las medidas para restaurar el suelo no se toman de forma discrecional, sino hay un intenso trabajo técnico y de investigación detrás. No hay que caer siempre en el catastrofismo, aunque sea difícil, hay que hacer serios análisis", explica Filgueira. Un detalle clave es la reiteración. "Un incendio suele ser asumible, lo preocupante es la repetición". En este sentido, dice que zonas como Melón o Muíños están "muy degradadas" por esta situación.  "Los pinos, por ejemplo, tardan 10 o 12 años en tener semillas, si arde antes, no habrá un pinar ya en esa zona", explica la investigadora. 

Pese a que Ourense ha sido la zona más castigada por los incendios este siglo, en Lourizán mantienen que en cuanto a la severidad y afección –valoración de daños– está en la media baja. "En la costa las erosiones son más altas, y llueve más. En Ourense, el peligro son las tormentas, mucho más habituales", indica. 

La severidad varía y depende de muchos factores, y no solo de la superficie quemada. "En 2008, tuvimos un incendio muy pequeño en Piñor de Cea con gran severidad". 

Desde 2013, aplican un método efectivo para evitar la erosión de los suelos quemados. La cobertura sobre el suelo con paja,  muy accesible –se puede esparcir desde un helicóptero–, que funciona.  "Reducimos la erosión un 90%". 


Pioneros


Galicia es "pionera en España y Europa" en el tratamiento antierosión post-incendio. Acualmente, trabajan en un propyecto con el presidente de la Asociación Española de Teledetección, el ourensano José Antonio Sobrino, para mejorar la detección de la severidad del daño en el suelo, y así seguir avanzando.


Cualedro recupera monte quemado y lo destina a pastos


En Cualedro, se buscaron tierras en un área de 3.500 hectáreas, a través de cuatro concentraciones parcelarias. Tras hablar con los dueños –en su mayoría, estaban residiendo fuera–, se les presentó el proyecto. Se incorporaron al Banco de Terras 253 parcelas de 99 propietarios,  correspondientes a 173 hectáreas. Ahora, están elaborando los contratos entre propietarios y arrendatarios. Hay 9 explotaciones que solicitaron hasta 200 hectáreas, y empresas foráneas que quieren otras 600.

"O proxecto vaise ampliar, e queremos facer unha actuación integral en Cualedro, Oímbra e Monterrei", indica Sánchez de Dios. La consellería ya ha desbrozado 100 de esas hectáreas para pastos, y se prevé llegar a 186. "A diferencia é abismal trala limpeza, xa hai algo de gando nalgunha parcela, antes había xestas de ata oito metros!", explica, "moi satisfeito"  de un proyecto en el que la gente está teniendo una "gran resposta", señala de Dios. 

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