ourense

“Me mudé con ilusión al Casco Viejo pero nos están echando"

La desprotección frente a los ruidos y la falta de cumplimiento de la normativa, principales quejas

El Casco Viejo pierde vecinos cada semana, de jueves a domingo, a causa del ruido. Los inquilinos que pueden, se van a dormir fuera de sus casas para descansar; en sus viviendas, según explican, es "imposible". El problema está enquistado desde hace décadas en la zona –ya en los 90 hubo manifestaciones–, pero los vecinos, ahora unidos en la Asociación O Cimborrio, aseguran que en los últimos años la situación solo ha empeorado. 

Desde la plaza de As Mercedes hasta la Plaza Mayor, la reclamación es unánime: "Queremos que se respete nuestro derecho al descanso". Los afectados aseguran que la suya no es una lucha contra la movida nocturna ni contra el negocio hostelero, sino contra el "descontrol" y la "permisividad". "Pedimos que los locales cumplan sus horarios, no queremos nuevas normas, queremos que se cumplan las que ya hay", señalan en alusión a la normativa municipal sobre protección contra ruidos, que delimita el Casco Viejo como zona especialmente "protegida" por saturación acústica. 


La discoteca, en la calle


El ruido se presenta de múltiples formas –puertas de locales nocturnos abiertas, alboroto en la calle hasta altas horas o botellón en el portal, entre otros–, incluso como vibración. "Da igual que te pongas tapones para no oír porque la casa tiembla a causa del volumen excesivo de los pubs", explican. Los recién llegados al barrio reconocen que no esperaban una situación tan problemática:

"Me vine aquí porque quería vivir en el Casco Viejo, pero nos están echando poco a poco"

Los afectados aseguran que la discoteca se instaura en la calle cada noche de movida. "Mucha gente sale a fuera a fumar y se pone a beber, los menores hacen botellón desde medianoche en la calle, se emborrachan, se pelean, golpean coches, mobiliario urbano...", explica una vecina de Pena Corneira. Hace poco más de una semana, un grupo de jóvenes aprovechó la noche para jugar un partido de fútbol entre la calle Pena Corneira y Cabeza de Manzaneda. "Si eso llega a pasar por el día se monta la mundial, pero como fue por la noche parece que la gente hace lo que le da la gana", señalan. 

Los gritos se alargan hasta bien entrada la mañana, acompañados de vandalismo. "El muro de Carmelitas se convierte en el 'meódromo' de las noches, el barrio está graffiteado de arriba a abajo, han llegado a rompernos el portal, a entrar y destrozarnos la cartelería...", reclaman desde Pena Corneira. "Uno sale de su casa por la mañana con miedo a lo que se puede encontrar al salir, nunca sabes qué va a tocar, árboles destrozados, el retrovisor del coche roto, el portal...", aseguran. 


¿Y el Concello?


Los afectados se sienten desprotegidos frente al ruido nocturno, y aseguran que no han visto cambios en los últimos meses, solo "buenas palabras", tanto de la anterior como de la actual corporación municipal. 

Sonia Ogando, concejala de Urbanismo, se reunió hace un par de semanas con O Cimborrio, así como con los hosteleros, y señaló la necesidad de llegar a un consenso entre partes. Los vecinos, por su parte, recalcan: "No tenemos nada que negociar con los hosteleros, ellos sacan beneficio económico de todo esto, nosotros no". 

"¿Nuestro barrio es una zona residencial o una discoteca al aire libre"?

Desde la plaza del Correxidor, un vecino reflexiona: "¿Nuestro barrio es una zona residencial o una discoteca al aire libre?". Desde su ventana ve como las terrazas invaden el espacio urbano cada noche, y asegura que hace años se marchó de su casa porque no era un lugar apto para su familia. "La razón está de nuestra parte, pero la inercia ha conseguido que los hosteleros se adueñen de las calles, estamos machacados y es lamentable perder derechos y verse obligados a luchar por ellos. Tu casa se convierte en tu jaula", asegura.

"Si no hay una pelea, aquí no viene la Policía Local por mucho que llames"

"Por mucho que llames a la Policía Local porque hay mucho barullo y las puertas de los locales están abiertas, aquí no viene nadie si no hay una pelea", asegura una vecina de la calle Pena Corneira. La afectada enfatiza que gran parte de los jóvenes que beben en la zona son menores de edad: "No sé qué tipo de sociedad estamos creando, y si los padres son conscientes de cómo repercute el alcohol en sus hijos". Además, pide colaboración ciudadana en la situación del Casco Viejo: "A nadie le gustaría no poder descansar en su casa".

"Desde las tres de la mañana hasta el día siguiente tenemos ruido en la calle"

Los vecinos de la calle San Francisco sufren todos los días, según aseguran, la actividad "ilícita" de un café bar que abre hasta bien entrada la mañana. "Desde las tres de la madrugada hasta el día siguiente tenemos ruido, además de vomitonas, botellas y vasos tirados por el suelo... Los niños que van a clase tienen que sortear la basura que dejan en la calle , pero el Concello no hace absolutamente nada", explica una afectada. "Si sales pronto de casa y todavía están en el bar te esperan gritos, insultos, babosadas...", añade.

Te puede interesar