Entre muertes y confesiones

La Policía Nacional, apostada en el bar Novo, escenario del homicidio, en la calle Colón.
photo_camera La Policía Nacional, apostada en el bar Novo, escenario del homicidio, en la calle Colón. ÓSCAR PINAL
El confinamiento redujo las infracciones penales un 13,5% pero hubo incidentes violentos

El coronavirus rebajó la delincuencia este 2020 debido a las restricciones de movilidad, sobre todo durante el confinamiento de los meses de marzo, abril y mayo. Así,  los primeros nueve meses del año de la pandemia arrojaron un descenso acusado de la criminalidad en la provincia, al registrarse un 10,7% menos de infracciones penales (una bajada del 13,5% en la ciudad).

Pero el año había comenzado mal. Muy mal. La desaparición en enero de la joven Nerea Añel, que fue hallada muerta el 13 de septiembre en un regato de Barbadás que se había quedado sin agua, y el hostelero degollado en el bar que regentaba, en el mes de febrero, coparon las investigaciones de la Policía Judicial de la Comisaría de Ourense en esos primeros meses del año que ahora acaba.

Añel sufrió una muerte violenta, pero, según aclara la Policía Nacional, la etiología homicida no se contempla, si bien el caso no está cerrado. La joven era adicta a las drogas y, según sostienen fuentes del cuerpo, pudo haber sufrido un accidente. Cayó por un terraplén y desde ahí fue a parar malherida a un regato que iba muy caudaloso. El agua arrastró el cuerpo unos 200 metros hasta el lugar en el que aparecieron los restos óseos. 

La muerte del hostelero Evaristo Morín Machado, gerente del bar Novo en la calle Colón, en el casco viejo de la ciudad, sí está clara. La UDEV sustanció las pesquisas durante los meses en que muy pocos salían de casa, logrando pruebas contundentes que llevaron a los investigadores hasta Jonathan R.P., de 38 años, un conocido de la víctima quien, según parece, le compraba droga. La Policía mantiene que hubo una pelea porque Morín Machado no quiso fiarle más y golpeó su cabeza con una pistola detonadora. Después le degolló la yugular con una botella de agua mineral.

El autor del crimen, pese a que intentó complicar la resolución del caso, llevándose el teléfono móvil del hostelero y las llaves del bar, cambió de actitud en el momento  en que los agentes le pusieron la mano encima a finales del mes de mayo. A partir de ahí, ofreció total colaboración. No solo confesó el homicidio sino que se mostró arrepentido, un discurso que también ha mantenido ante la autoridad judicial. La instrucción se prevé sencilla y el juicio con jurado podría celebrarse ya en el 2021.

Pero en las estadísticas policiales aparece otro homicidio (preterintencional) en pleno Parque de San Lázaro. El que le costó la vida a José Antonio G. R., de 52 años y oriundo de Portugal, el 1 de julio de 2019. Aunque en un principio se barajaba la muerte natural, finalmente, con el informe definitivo de la autopsia, se determinó que había sido golpeado en el transcurso una pelea por otro varón habitual de los grupos que consumen alcohol en el parque (conocido en el ámbito policial), que le provocó las heridas que ocasionaron su muerte. I.G.B., de 45 años, fue detenido el 23 de junio de este año.

Y el estado de alarma fue cuando la policía puso en marcha la operación antidroga "Virgo", y que se saldó en junio con 10 detenidos (cinco fueron enviados a prisión preventiva). La policía se incautó de cocaína en roca, 8  kilos de hachís y éxtasis, valorados en casi 300 mil euros.

La operación Templaris de la Guardia Civil desarticuló 5 puntos de venta de droga al menudeo en Ourense, Carballiño y Xinzo. Los investigadores se incautaron de 1.300 dosis de cocaína de elevada pureza. Fueron detenidas 8 personas.

MAL AÑO PARA LOS MONTES

Y si algo fue mal en 2020 fueron los ataques indiscriminados a los montes ourensanos. De las casi 60.000 hectáreas calcinadas este año, 15.000 quedaron arrasadas en la provincia,en donde el espacio protegido del Xurés fue el más damnificado. 

EL PROTAGONISTA

El triste final de Humberto

El confinamiento destapó historias duras entre aquellos que no tienen casi nada. Humberto Vaz Bárcena (44 años), un sintencho que llegó a Ourense en abril, trajo de cabeza a la Policía Nacional por su negativa a recluirse en los centros habilitados para indigentes durante el primer estado de alarma. Tanto fue así que batió el récord de detenciones durante el primer estado de alarma.  Con las denuncias, llegaron los primeros juicios y sentencias. Ya en la cárcel de Teixeiro (A Coruña) tuvo que ser ingresado en el hospital debido a las complicaciones de una neumonía, que finalmente, en septiembre, le mató.

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