Los últimos datos demográficos del INE, publicados ayer, reiteran la crisis demográfica que vive toda España pero es especialmente intensa para el territorio gallego y alcanza su mayor gravedad en la provincia de Ourense. La Galicia interior se vacía. Mientras que A Coruña y Pontevedra aumentaron su censo durante el pasado año, con un crecimiento de 1,38 y 3,18 habitantes por cada 1.000 respectivamente, Lugo perdía en el mismo periodo 4,31 residentes y Ourense 3,16 de cada millar.
Es un problema de larga trayectoria, que lleva agravándose décadas. De hecho, desde el primer año del que se tienen registros, 1975, la provincia de Ourense no logró crecer en habitantes en ninguno, y Lugo solo lo logró en 2007.
Para el conjunto español, solo registran peores datos que la provincia ourensana Salamanca, Palencia, Cáceres, Jaén, León y Zamora, cuyo censo está desapareciendo a un ritmo de 11 habitantes anuales por cada 1.000.
En lo que respecta al saldo vegetativo, diferencia entre número de nacimientos y defunciones por cada millar de habitantes, la provincia de Ourense sale aún peor parada. Con un signo negativo, es la segunda provincia de España con peor perspectiva de futuro, solo ligeramente más halagüeño que el de Zamora, que padece un saldo vegetativo de -10,83 por el -10,58 registrado en Ourense. En Lugo, el dato es -9,43. No se dan en ninguna provincia del territorio español datos de semejante magnitud en el signo contrario. Quienes más crecen son Ceuta y Melilla, esta última en cabeza con un saldo vegetativo de 8,83.
El saldo migratorio, diferencia entre el número de inmigraciones procedentes del extranjero y emigraciones al extranjero por cada 1.000 habitantes, fue 7,95 para Ourense en 2019, tras experimentar este índice un crecimiento constante desde 2015. Para el resto de provincias gallegas, el balance entre inmigración y emigración arroja datos positivos que se mueven entre 6 y 6,19.
En cuanto a los nacimientos por cada mil habitantes, continúa un desplome sin paliativos en toda España que se remonta a los años 70, exceptuando un pequeño repunte desde el cambio de siglo hasta la crisis inmobiliaria de 2008. En Galicia, esta situación es aún más acusada, y de hecho la época de bonanza 2000-2008 se vivió como una meseta en tierras gallegas. Un ejemplo sintomático es cómo en 1975 los nacidos duplicaban a los fallecidos en A Coruña, y solo una década después ambos registros ya estaban a la par.
En 2019, tanto el total nacional como las cuatro provincias gallegas registraron sus peores datos desde que el INE comenzó a contabilizarlos. Por cada 1.000 muertes, se registraron 862 nacimientos en el territorio español, 633 en Pontevedra, 534 en A Coruña, 355 en Lugo y 311 en Ourense.
El porcentaje más alto de mayores de 65 y 70 años, en Ourense
En cuanto a la edad media por provincias, Ourense aparece en los últimos datos del INE como subcampeona nacional, al registrar 50,82 años. Junto a Zamora (50,95), son las únicas dos regiones donde este dato supera el medio siglo, muy por encima de la media nacional, que no supera los 43,58 años. Por otra parte, la edad mediana de los ourensanos es 52,29, es decir, la mitad de las personas de la provincia tienen más de 52 años. Y su edad media aumentó 13 años en los últimos 45, pasando de 37 (1975) a superar los 50 en la actualidad. Además, Ourense tiene el mayor porcentaje de mayores de 65 años (31,49%) seguida por Zamora (30,79%) y Lugo (29,2%). También figura en primer lugar para 70 años o más, con 24,8%.
