Nadie renuncia al magosto ourensano

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photo_camera La cola en la Alameda do Concello no cesó en ningún momento, cientos de personas aguardaron su turno para coger su bollo, castañas y bebida.

El fuego alumbró ayer la noche ourensana para dar comienzo al principal magosto de la ciudad, el de la Alameda, donde se congregaron cientos de personas con ganas de disfrutar de una de sus fiestas más tradicionales. 

Cientos de personas hicieron cola ayer desde primera hora de la tarde a la espera de su ansiado ticket para el magosto. Garantía para disfrutar de las castañas y los bollos preñados al calor del esperado fuego de la hoguera.

Un año más, la tradicional fiesta baja desde el monte a la ciudad con el fin de acercarse a los ourensanos. En esta ocasión gracias a la ayuda de 26 personas que se encargaron de repartir la comida, mantener la hoguera y organizar juegos para entretener a los más pequeños.

Cuando la madera comenzó a arder, la cola de personas dispuestas a dar la bienvenida al fin de semana con su cono de castañas serpenteaba hasta la entrada de la explanada, hasta donde el goteo de gente fue incesante durante toda la tarde. Allí les esperaban 1.000 kilos de castañas, 2.000 bollos preñados de pan con chorizo, 50 de ellos para celíacos y 1.000 botellas de agua y 200 de vino con las que animar la jornada.

Junto a la explanada, bajo los árboles los monitores preparaban actividades para los pequeños con la castaña como principal protagonista. Un taller de marionetas de castañeras, pintura, juegos de habilidad, circuitos caracterizados con el fruto o el juego de la petanca se preparaban a contracorriente con la vista puesta en unas nubes, cada vez más densas. Tamara Estévez , encargada de las actividades para los pequeños, destacaba que los talleres ya se iniciaron el año pasado y que "é unha boa experiencia, sempre veñen bastantes nenos pero estamos un pouco a expensas do tempo, a ver se non chove".

Entre los asistentes, gente joven y mayor, niños, turistas y ourensanos que decidían darle por primera vez una oportunidad a la fiesta organizada por el Concello con los paraguas bajo el brazo pero confiados hasta el final de que la lluvia no les aguase una jornada a la que no querían renunciar.

Todos coincidían en apoyar la iniciativa, como Maite Rodríguez, que se acercó por primera vez junto a su familia"me parece genial porque es algo nuestro y todo lo que sea nuestro lo hay que apoyar". Lo mismo opinaba Marcos Rodríguez que coincidía en la importancia de "no perder las tradiciones", "me parece bien que se haga en el centro, entiendo que las tradiciones hay que mantenerlas y el magosto es una de las fiestas que más se debe cuidar, junto con el entroido o cualquier otra celebración tradicional". Dulce Ramírez, una turista venezolana a la que le gustaría venirse a Ourense, compartía la opinión; defensora de las tradiciones se mostró "encantada" de que estuviera en el centro, "hacen la fiesta más accesible a la gente que ya está más afuera".



Así, y al ritmo de las gaitas, "As Dañinas de A Ponte" y el grupo "A pé feito" continuó una tarde de tradición y fiesta que ya prometía mucho desde su inicio.

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