TRIBUNALES

Niega haber matado de seis tiros a dos equinos

El fiscal reclama para el vecino de A Veiga una condena de un año de cárcel

Santiago Ramón Vidal, de 44 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 1 de Ourense como presunto autor de un delito de maltrato animal. El encausado negó los hechos que se le imputan, pero el ministerio público mantiene que utilizó dos rifles para disparar a un caballo y una yegua cuando pastaban en una parcela de Prada, en el concello de A Veiga. A falta de la declaración de uno de los agentes de la Guardia Civil que instruyeron las diligencias -clave, según la jueza y el fiscal-, la acusación pública solicita para el hombre la pena de un año de prisión. Como petición subsidiaria, 15 meses de multa a razón de 10 euros diarios si la jueza lo considera autor de un delito de daños. En concepto de responsabilidad civil, 3.500 euros por el importe de los caballos, más los gastos del traslado de los animales 351,50 euros.

Fue en octubre de 2010 cuando, según el ministerio público, Santiago Ramón Vidal realizó seis disparos con dos rifles de su propiedad, alcanzando a los equinos y provocándole la muerte en el lugar. Conocedor de los hechos cuando fue a controlar a los animales, el denunciante dio parte a la Guardia Civil de A Veiga.

A los pocos días, el cuerpo estableció un control rutinario de las batidas de caza en Prada, solicitando a los cazadores -sobre una treintena, según apuntaron los agentes- la documentación y municiones, percatándose de que las balas del encausado coincidían con los casquillos hallados en las inmediaciones de la finca donde murieron los caballos. "Eran característicos por una marca rojiza en la parte posterior", aportó uno de ellos.

"Nos los dio voluntariamente, en ningún momento se opuso a su incautación", añadió. De hecho, en sus declaraciones, el propio inculpado explicó que "fui al cuartel a entregar dos rifles cuando me llamó la Guardia Civil para examinarlos". Fueron dos agentes del departamento de criminalística los que confirmaron que los seis casquillos hallados junto a los caballos habían sido detonados por los dos rifles del encausado.

El letrado de la defensa presentó como cuestión previa la "indefensión" a la que su cliente está sometido por "no habérsenos permitido realizar una prueba pericial en condiciones, siendo el informe de la Guardia Civil el único indicio inculpador a examinar". Fue desestimada por la jueza, quien consideró que la solicitud debería haberse realizado durante la fase de instrucción. Asimismo, preguntó a los agentes por el documento que certifique que las balas le fueron requisadas al acusado y no a otro de los cazadores.

Todos coincidieron al afirmar que "como las entregó voluntariamente, no consideraron necesario ningún recibí", aunque reconocieron la mala praxis del atestado.

Te puede interesar