La zona de los vinos se llena de personajes únicos y llamativos; mientras que por las mañanas los niños ocupan el Posío para participar en los talleres
No hay horas suficientes para disfrutar del Entroido, son demasiadas las ganas acumuladas como para desperdiciarlas en dormir o en estar tumbado en el sofá. Haya o no actos programados, como desfiles, concursos o demás, la fiesta no deja de estar presente en cada hora del día.
Si por la mañana suelen ser los más pequeños los que están al máximo rendimiento disfrutando de fiestas o talleres, como los organizados en el Posío, con maquillaje o globos, sin que pueda faltar el baile; por la tarde noche llega el turno de los que ya han pasado la mayoría de edad y la calle se convierte en la mejor pasarela de disfraces que cabe imaginar.
Los vinos de Ourense se transforman en una gran pasarela por la cual desfilan desde seres mitológicos, habitantes de tribus lejanas como los Masai, superhéroes dispuestos a salvarnos de todo villano, hasta delicadas hadas, animales de distinto pelaje, o personajes algo más siniestros.
Todo tiene cabida en la noche ourensana y para que el buen ánimo y las ganas de mover el esqueleto no decaigan ni lo más mínimo, las charangas no dejan de interpretar ritmos de todo tipo, llegados desde cualquier rincón del mundo.
Lo importante es no perder la alegría y conseguir que el cuerpo aguante hasta al menos el miércoles, después ya se verá cómo uno se recupera para la normalidad.
